Larga vida a telefónica del Perú (3)
El misterio del universo. El ser humano desde que pudo pensar ocupó parte de su día en tratar de descubrirlo. Por ello desde los albores de la humanidad, el hombre ha ido haciendo descubrimientos asombrosos que le ha permitido entender mejor el universo. Preguntas como "¿de dónde vienen los bebés?" o "¿por qué no me conviene meter los dedos al enchufe?" han sido cada vez más fáciles de contestar gracias a estos maravillosos descubrimientos y avances.
Uno de esos fue el tiempo. Cuando el ser humano descubrió que existía en una dimensión adicional a la altura, el ancho y la profundidad, llamada tiempo, comenzó a estar apto para entender otros muchos fenómenos. Pudo encontrar patrones, organizar actividades, etc. El descubrimiento del tiempo le permitió además contar con una concepción de lo que es la existencia, lo que a su vez lleva a pensar sobre el sentido de la vida y otras frívolas preguntas que uno se hace cuando hace la cola para el cine y la flaca no llega.
Sin concepción del tiempo no hay desarrollo. Solamente entendiéndonos acerca de hitos arbitrarios del tiempo es que distintas partes se pueden poner de acuerdo. De ahí que la puntualidad sea uno de los puntos que el famosísimo decálogo del desarrollo mencione. Pero pedirle puntualidad a Telefónica es como pedirle a un sapo que cante ópera.
Claro, para cortarte el servicio si no pagaste la cuenta, ahí sí que son milimétricamente puntuales. Ya envidiaría uno el reloj atómico que utilizan para tal precisión. Pero cuando se trata de honrar una cita para que un técnico revise por qué cuernos le han cortado el teléfono y el internet a uno, a pesar de que ha cumplido con pagar, ahí su reloj es de arena, si es que tienen uno.
Como les comentaba en un post anterior, acordé una cita por teléfono con su servicio técnico para el domingo y fueron el sábado. Así que el lunes fui personalmente a su hermosa oficina del Jockey Plaza y acordé otra cita. Esta vez para el martes, el día siguiente. Pero como, caray, qué curioso, tengo sacar dinero de algún lugar para pagarle a Telefónico por el servicio que me da, durante buena parte del día me encuentro en una actividad que los científicos hemos acordado en llamar "trabajo". Aparentemente el concepto de que alguien trabaje para pagarles es total y completamente novedoso. Sin precedentes de ningún tipo. Porque les tuve que repetir como cinco veces que no podían ir a cualquier hora, sino a partir de las 5 pm, que era lo más temprano que podía estar en mi departamento.
Todo esto por gusto. Fueron a las 2 pm.
¿No saben leer relojes? ¿No registraron la hora a la que les dije que estaría? ¿No les importa ir y no encontrar a nadie? Más preguntas que habrá que añadir al misterio del universo.