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A la larga la corrupción no le conviene a nadie (1)

Publicado: 2009-09-30

Recuerdo que una vez mi profesor de filosofía de la universidad nos preguntó cuál creíamos que era la diferencia entre la corrupción en el gobierno de Alan García v1.0 y la del gobierno de Fujimori.  De hecho hay varias respuestas a esa pregunta.  Para mí corrupción es corrupción y es tachable sin importar si te robaste un canal de televisión o una bolsita de chifles.  Una respuesta más económica podría tener que ver con la cantidad de dinero que se cargaron ambas mafias.  Pero la respuesta de mi profesor me dejó pensando por meses.  Según él el gobierno de ese otro presidente que tuvimos en los 80s que también se llamaba Alan García nos robó un montón de dinero.  Pero Fujimori nos robó el alma. 

En el sentido de que con Fujimori una proporción fuerte de peruanos le perdimos la fe a la política y al sistema en general (yo me incluyo).  Por ejemplo, la gran movilización que fue la Marcha de los Cuatro Suyos no habría sido posible en el 89.  Porque no había tanto descontento político.  Oh, claro que había descontento económico.  Y claro que había hastío con la corrupción.  Pero no al nivel que los hubo en el 2001.

En todo caso, si uno se pone a hacer números, como lo hace sorprendentemente bien el amigo Hildebrandt en esta columna en la que cuestiona el origen del dinero con el que todos los peruanos le pagamos la educación superior a Keiko Presidente (sorprendentemente... porque primera vez que veo al amigo Hildebrandt haciendo operaciones aritméticas sencillas...), no es muy difícil encontrar el sentido de la sospecha contra Fujimori y su banda. 

Otro profesor que me enseñó en la universidad, esta vez el de Microeconomía II, nos mostró el principio por el cual es económicamente eficiente la situación en la cual un dictador solo decide todo y asigna responsablemente los recursos.  Claro, ése es el inexistente caso en el que el dictador es responsable.  Y todos sabemos que no hay dictador que no haya sido afectado por el poder.

Ahí reside uno de los grandes problemas de la corrupción para una economía.  Que el dinero desaparezca, sí, pues, fastidia.  Y es algo que hay que investigar.  Pero de pronto los recursos del Estado se comienzan a asignar a partidas en las que no se maximiza su impacto positivo en la economía.   Por ejemplo, ¿alguien se acuerda la leche Enci? Levante la mano el que me discuta que con ese mismo dinero en un programa social bien diseñado sacábamos de la pobreza a todo un valle.

Pero el problema más de fondo es el otro.  Como decía mi profe de filosofía.  La corrupción nos mina la confianza y terminamos creyendo menos en el sistema.  Claro, es un sistema que permitió la corrupción, tiene sentido.  Pero chequeen los resultados de esta encuesta hecha en toda América Latina sobre corrupción.  El 81% de los latinoamericanos considera que las leyes de lucha contra la corrupción no sirven para nada y el 60% opina que ha perdido plata por culpa de la corrupción.  Y esta vez para variar -literalmente hablando- Perú no sale al final de la cola, sino Ecuador, Bolivia y Venezuela (justo Chavez y sus seguidores... Piensen en eso en las siguientes elecciones presidenciales). 

Por eso es importante que se juzgue y se difundan los resultados del juicio a Fujimori.  Para ver si así inspiramos al público en general a confiar de nuevo en el sistema.  Y a los que están dentro del sistema a no dejarse pisar.


Escrito por

mildemonios

Economista con postgrado en periodismo.


Publicado en

Economía de los mil demonios

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