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Tanto que hablan del comercio exterior (4)

Publicado: 2009-10-22

El puerto de Paita.  Tanto potencial.  Tan bien ubicado.  Tan importante para seguir promocionando el comercio exterior del país.  Y así con todo, tan problemático.

Antes que nada hay que dejar en claro que Paita tenía que ser bien consecionado por muchas razones.  Más allá de las acusaciones de haber sido inclinado ante intereses privados, la verdad es que ProInversión, el MTC y demás oficinitas públicas (todos menos ENAPU, obviamente, a quienes se les está quitando el puerto por incompetentes) estaban sacándose la mugre por hacerlo todo bonito.

Y es que Paita es el primer puerto regional importante a ser concesionado.  El anterior gran puerto regional que fue concesionado fue Matarani.  Y fue todo un show.  Esto fue en la década pasada y supuestamente estuvo llena de irregularidades.  Pero se suponía que de ese proceso se había aprendido muchas lecciones. 

Una de las lecciones aprendidas aparentemente se olvidó y eso nos está trayendo problemas ahora con Paita.  Y esperemos que para cuando se ofrezca Pisco se vuelva a recordar.  Veamos si se puede explicar de manera convincente.

Resulta que cuando ENAPU manejaba Paita, te cobraba una tarifa por su uso.  Pero todo lo demás que necesitas para poder usar el puerto lo tenías que contratar aparte a otros causas.  Desde seguridad hasta almacenaje.  Y bueno, como ENAPU prefiere comer vidrio molido antes que hacer las cosas bien, no hacía selección de estos proveedores y muchos de estos terminaban cobrando su peso en oro.  Y los exportadores terminaban pagando, porque en fin, ENAPU nos tenía agarrados del cuello.

Ahora que se ha concesionado el puerto, el modelo es distinto.  Se supone que uno le paga una sola tarifa al operador del puerto y él a su vez le paga a todos estos proveedores, tomándose la molestia de considerar solamente a los eficientes que pueden cobrar una tarifa competitiva.  De esta manera se supone que los ineficientes salen del partido.  Esta tarifa final total que se le cobra al exportador está regulada por Ositran.  Se supone que de esta manera se vuelva todo más eficiente, porque Ositran estrangula a TPE para que la tarifa sea razonable y TPE a su vez negocia con estos proveedores.

Ahora, este cambio en el sistema hace que la tarifa que cobraba ENAPU no sea comparable con la que TPE está cobrando ahora.  Claro, uno de los anuncios que hacía ProInversión para que apoyemos al proceso de la concesión era que la tarifa sería menor.  Pero estos periódicos que están a gritos diciendo que nos han engañado a todos, medio que están desinformando un poquitín (insertar aquí el link que quieran, igual casi todos están fuera de foco).  Porque son dos cosas distintas.

Así que ok, el sistema es distinto.  Pero ustedes nos prometieron que las tarifas bajarían.  Así que es inadmisible que en la práctica todo lo sumado que un exportado tenga que pagar haya subido.  Lo siento, eso no procede.

Lo que dice TPE es que tengamos paciencia y que la tarifa bajará próximamente, conforme vayan negociando con estos proveedores y con las navieras. ¿Saben qué? Me vale madre.  No sé si tenga que intervenir Indecopi -dado que se trata de una negociación entre privados, en la que posiblemente una de las partes tiene una posición de dominio- o si tenga que intervenir Ositran o si tengamos que mandar monjas asesinas.  Esa tarifa tiene que bajar.  Y lo antes posible. 

De lo contrario todo el proceso habría sido -lo siento, hay que decirlo- una estafa.  Y esto va a perjudicar las concesiones que se vienen y que necesitamos.  Otros puertos regionales, el resto del Callao, etc.  Todos ellos tienen esta misma característica.  Si no se aprende la lección, de tal manera que la próxima vez la tarifa baje de inmediato, habrá cada vez menos apoyo. 

Ni qué decir de Paita.  Si no se soluciona esto pronto, todos los sospechosos comunes que odian patológicamente todo lo que remotamente parezcan privatizaciones arrancarán con sus lloriqueos habituales.


Escrito por

mildemonios

Economista con postgrado en periodismo.


Publicado en

Economía de los mil demonios

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