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La educación primero (4)

Publicado: 2009-12-17

El Ejecutivo sacó su norma por la cual suspende la autorización de funcionamiento a nuevas universidades por el nada creíble lapso de 18 meses y de inmediato alguna otra cosa nos hizo desviar la atención a otros temas.  No obstante, varios de los comentarios que recibí al último post que escribí sobre esto me parece que hacen pertinente ahondar un poco más en el asunto.

Lo que dice la norma es que se suspende la creación de nuevas universidades o filiales.  En ese tiempo, se supone que el Consejo de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad de la Educación Superior (CONEAU) establecerá los estándares de calidad que deberán cumplir todas las universidades.  Mi primera pregunta va seguir siendo: Si la solución es tener un proceso de evaluación, acreditación y certificación de calidad, ¿por qué no establece cuanto antes para todas (nuevas y viejas), en vez de bloquear la entrada de nuevas? Y mi segunda pregunta sería: ¿Cómo ha estado funcionando el asunto hasta ahora, entonces? ¿Quién es el que no ha estado haciendo su trabajo y no ha estado acreditando, certificando y evaluando?

La legislación al respecto es un poco complicada.  En este documento de la UNESCO se hace un repaso histórico y un análisis de la situación actual.  En la página 34 podrán ver los tijerazos que le metió Fujimori al asunto.  Por ejemplo, el bachillerato automático para "promover el empleo" (¿lo promovió? ¿o al contrario, maleó el mercado con gente ligeramente mal preparada porque no había hecho tesis?).  Pero además, gracias al empujoncito de Boloña, lograron definir a las universidades privadas como empresas privadas, con un set de reglas algo distintas a las que tenían antes.

Entonces.  El problema a suspender la entrada de nuevos jugadores al mercado hoy es un asunto microeconómico basiquísimo.  Según la norma que data del gobierno de Fujimori, el mercado de la educación superior es un mercado competitivo, en el que se espera que por fuerzas del mercado, las mejores universidades sobresaldrán y las malas quedarán evidenciadas como tales y desaparecerán.  Lamentablemente las universidades no son empresas en su definición más primigenia.  Aunque los amigos de las cadenas de universidades internacionales pataleen, hay dos detalles que hacen que haya que regularlas estrictamente.

El primero es que el servicio de una universidad trae cola.  A eso los economistas llaman externalidades.  Si la universidad hace bien su trabajo, no solamente gana el alumno -en el sentido de que se educó y sale como buen profesional que puede aspirar a un buen trabajo- y la universidad -en el sentido que cobró una mensualidad por un tiempo definido-, sino además la sociedad.  El país entero se beneficia de tener buenos profesionales.  A eso le llamamos externalidad positiva.

Y el caso contrario también se da.  Si tenemos decenas de malas universidades haciendo mal su trabajo, ahí la universidad mala no solamente está estafando al alumno, sino que además le causa un daño a la sociedad.  Generaciones de jóvenes peruanos salen al mercado laboral mal preparados.  Y luego se frustran y se sienten estafados no por la universidad, que le metió el cuentazo de que eso es lo que necesita y nada más.  Sino con la sociedad.  Y justamente, porque la sociedad debió velar para que no lo estafaran de esa manera.

Aquí entra el segundo punto. El mercado de la educación superior contiene información asimétrica.  Es decir, las universidades saben más que uno sobre el negocio.  Si yo me inscribo para estudiar cualquier carrera en una universidad, me harán llevar una serie de cursos decididos por ellos. ¿Quién dice que necesito esos cursos? El rectorado o no lo sé.  Se decidió allá adentro.  Y yo tengo que confiar en que su decisión fue tomada con información adecuada y con los intereses correctos.  Porque yo no soy pedagogo, ni técnico en educación ni nada de eso.  Esto hace que sea de interés de la sociedad revisar qué es lo que se le está enseñando a los universitarios y que se esté haciendo de manera adecuada.

Además, en Microeconomía 101 le enseñan a uno que la competencia tiene una serie de supuestos.  Si uno de esos supuestos no se cumple, pasa algo.  Depende de lo que no se cumpla para decir qué es lo que pasará.  Pero basta que uno de esos supuestos no se cumpla para que ya no estemos en una situación eficiente.  Oh, cuáles son esos supuestos, dirá cualquiera que no ha llevado ni un solo curso de economía en ningún lado.  Aquí los amigos de GRADE se toman la molestia de hacer un repaso del tema y los enumeran al comienzo de esta presentación.  Chequeen solamente las dos primeras páginas.  Lo que viene después es el floro matemático del tema.

El caso es que nunca se cumplirán esos supuestos si se deja a las universidades por su cuenta.  Entonces, la autoridad tiene que intervenir a regular.  Pero la idea es que entre a hacer algo con respecto a los supuestos que no se cumplen.  Si entra a bajarse un supuesto más (el número cuatro: Libre entrada y salida), entonces está haciendo más daño.


Escrito por

mildemonios

Economista con postgrado en periodismo.


Publicado en

Economía de los mil demonios

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