La semana pasada se cumplieron 41 años de la reforma agraria.  Y tanto tiempo después sigue siendo un tema de discusión y de controversia.  Para algunos fue una pachotada, para otros fue una medida necesaria pero mal ejecutada y para otros fue más que justificada.  Sea como sea lo que se use como argumento para justificarla, lo cierto es que sus resultados fueron desastrosos y que llevaron al país a tener mayor pobreza y retroceder en varios terrenos.  El sector agrícola peruano se fue al cacho y se generaron las condiciones para que medidas que buscan incrementar la competitividad en entre los campesinos peruanos sean muchísimo más complicadas de aplicar.

En todo caso, como antesala a este aniversario grabé hace unas semanas tres videos cortos que abordan este asunto: uno sobre los resultados generales, otro sobre el impacto que tuvo en nuestras exportaciones y nuestras importaciones y otro sobre la intervención del Estado en la economía en ese contexto.  Ahí podrán ver cuadros, gráficos y data estadística.  Por si les interesa.

Como me comentan por ahí, podría resultar que este material sea sesgado, dado que no comenta el contexto social en el que se aplicó la reforma agraria.  Y es cierto, no lo menciona.  Pero aquí ése no es el punto.  O sea, las condiciones en las que buena parte del campesinado trabajaba antes de la reforma eran lamentables y hacía falta hacer algo al respecto.  De eso yo no tengo duda.  Ése es el punto de partida y discutirlo no tiene sentido.

Lo que sí es discutible es si las medidas que aplicó el gobierno de Velasco fueron la mejor opción.  Y en mi opinión no lo fueron.  La data con la que contamos hoy en día es más que suficiente para argumentar que los resultados fueron terribles y que no se obtuvo el objetivo que se buscó.  Ni de lejos.  Ya cada quien le puede echar la culpa a su chivo expiatorio favorito: la CIA, el USAID, la influencia de Chávez, el SUTEP, los empresarios rentistas, Patria Roja, etc.

La discusión acerca de la efectividad de la reforma agraria es bastante relevante hoy en día, dado que la economía está tratando de abordar varios problemas sociales dejados de lado por varios años.  Por ejemplo, la desnutrición en la que hay avances muy poco satisfactorios hasta el momento.  Si cada problemática social fuese excusa suficiente para patear el tablero y replantear todo un segmento de la economía, nunca vamos a llegar muy lejos.  Y la reforma agraria es "exhibit A" de que esta preocupación es válida.