Acerca de la promoción del cine (8)
Hace tiempo que estoy con el rollo de que en este país la política que se está aplicando para promocionar el cine (aka Conacine) está errada y que hay que ajustarla en vez de estarle metiendo cada vez más plata. Esta situación llega a niveles ridículos cuando los mismos jueces de una de las categorías del concurso anual de Conacine se quejan del nivel de los proyectos presentados.
En mi último post sobre este asunto me atreví a comparar la actividad del cine en el Perú con la del teatro, la cual está floreciendo y a la cual se le está metiendo cada vez más plata. O sea, mientras que en la práctica está naciendo una industria del teatro, dispuesta a invertir en mejores escenarios y en mejorar las salas, tenemos una industria del cine muy atrasada que se limita a repetir siempre las mismas fórmulas y cuyos productos son cada vez menos vistos por los peruanos, a pesar de que los peruanos van cada vez más al cine (a lo cual la salida fácil es echarle la culpa a la industria dominante neoliberal hollywoodense y bajo ninguna circunstancia reconocer que en otros países lograron darle la vuelta a este asunto).
En todo caso, en esa ocasión algunos me cuestionaron mi apreciación de la industria del teatro. Y me pidieron mayores detalles. Aquí algo al respecto.
Debo confesar que no fue fácil, porque no hay mucha información. Y quizás no sea estadística completa, como en el caso del cine, en donde sí pude incluso armas cuadros y ver tendencias. Para el caso del teatro lo que tengo son casos que mostrarían que montar obras sí es rentable. Ok, no es lo mismo, pero sí sirve.
Por ejemplo, en esta entrevista titulada convenientemente El teatro es un negocio de alto riego, la directora de teatro Rocío Tovar y socia de una empresa productora, hay información bien interesante. Ahí nos cuenta que la reposición de la obra Perú Jaja recaudó ni más ni menos que US$370,000 en 29 funciones. Si lo lees en las noticias quizás no te llame la atención. Pero si lo comparas con el presupuesto total de Conacine para el año 2010 de S/.3,800,000 (aproximádamente US$1,382,000) quizás sí llame la atención. O sea, una sola obra en 29 funciones alcanza un cuarto del presupuesto total con el que se promueve todo el cine en el Perú. Claro, la misma Rocío Tovar nos cuenta que el teatro tiene que apelar a los auspicios para poderse mantener (lo cual yo no creo que sea algo malo). Pero por encima de eso, que hay una fórmula que se ha encontrado para poder hacer teatro. Y que es rentable y que no requiere estarle llorando al Estado por mecanismos bizarros e inexplicables de promoción constantemente.
La obra Puro cuento representó una producción de casi US$200,000. Nuevamente este dato puede ser que no parezca útil, pero consideren que la primera obra de esta empresa, Chancho amor, requirió apenas US$ 70,000. Después, Muérete cupido bordeaba US$120,000. ¿Ven una tendencia? ¿Qué empresa de producción cinematográfica peruana conocen que en su tercera película gasten tres veces lo que gastaron en su primera? Y ése es el punto. ¿Para qué preocuparme por guardar las ganancias y reinvertirlas luego o en acceder a mayores financiamientos, si igual el dinero me lo regala el Estado? Y es más, ni siquiera me lo regala por presentar algo de calidad y bueno, sino que apenas tengo que apelar a alguno de los dos modelos pre-establecidos.
Claro, la nota cuenta que perdieron dinero con una obra. Pero que aprendieron la lección. Bien por ellos. Y claro, hay que recalcar la parte en la que dicen que sus obras son criticadas por los más puristas. Ok. Inevitable, supongo, cuando se está haciendo algo nuevo.
Si alguno de ustedes tiene más información, a ver si se la juega. He estado dando vueltas en internet por horas y no he encontrado mucho más que sea confiable.