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Juguemos a construir mientras techito no está (2): No pues, amiga Susana

Publicado: 2011-01-10

La amiga Susana ha propuesto lo que tanto temían otros.  Ha puesto sobre la mesa la idea de que las constructoras para poder hacer su trabajo, tengan que conseguir licencia social de los vecinos.  O sea, llevar a cabo una consulta vecinal, de tal manera que tengan el permiso de todos los perjudicados para poder empezar a construir algo. Esto suena quizás bueno en principio, pero tiene muchos inconvenientes.

Primero, es el siguiente tan temido paso en un lento proceso destinado a paralizar el país.  Si para todo hay que pedir permiso a todos, nunca se va a hacer nada.  Cuando se insistió para que el proceso de consulta para proyectos mineros en la selva fuese vinculante -o sea, que si la comunidad dice que no, no se pueda hacer-, para muchos analistas ésta era precisamente la mayor preocupación.  Que si en la selva se hace eso, el siguiente paso sería que se aplique la misma idea a las ciudades y a todo.  Al final, no se hace nada, porque obviamente, ante la inconveniencia de tener un camión pasando por la puerta de tu casa, mejor es votar en contra individualmente en la consulta.  Lo mismo pasa para todos y al final no se hace nada.  El resultado es un país aún más fracturado, porque no solamente se trata de casas o edificios lo que se estaría bloqueando, sino la construcción de todo.

Oh, claro, en esta ocasión la amiga Susana solamente está proponiendo la consulta previa a grandes obras.  Pero es el siguiente paso, pues.  Y en principio está errado.  Chequeen.

Segundo, como bien lo analiza José Orrego, si se va a consultar directamente a los vecinos si quieren o no que se construya alrededor de ellos, ¿para qué tenemos municipalidad? tengan en cuenta que no solamente estamos hablando de las malvadas constructoras encargadas de estos edificios que se andan cayendo, sino de todo.  De guarderías, de grifos, de cementerios y de clínicas.  Es decir, de agentes que nos están colocando en la ciudad (bien o mal) objetos que la población necesita.

Aquí nuevamente se está viendo solamente los costos, sin reconocer los beneficios.  En ese sentido, lo que necesitamos es compensar a los vecinos que pasarán por inconveniencias.  Claro, eso sí.  Por eso a una constructora se le hace pagar varios conceptos a la municipalidad, de tal manera que ésta se encargue de compensar de alguna manera al vecino que la está sufriendo.

Que la municipalidad no esté cumpliendo su papel en ese sentido, eso es otra cosa.  Pero entonces volvemos a la pregunta de Orrego: ¿Entonces para qué tenemos municipalidad?

Tercero, nadie se opone a mejor planificación y a un mejor control de estos miserables que construyen con lego irresponsablemente.  Pero para cancelar a esos, no tienen por qué perjudicar a todos.  Es nuevamente la típica salida facilista y popular con la que una autoridad se sale para evitar la responsabilidad de hacerlo bien.  Como lo explica este causa que vino de Australia a promover un sistema de información para constructoras, en Lima se está construyendo un montón y eso es buena señal por muchas razones.  Pero ahora viene la parte en la que ponemos orden a las cosas para que esa construcción sea más sostenible y no perjudique a la gente.

¿O es que la amiga Susana cree que los que van a  responder a la consulta tienen estudios de planificación urbana? ¿Con cuántos Augustos Ortiz de Zevallos cree que cuenta esta ciudad? En economía hay una nota llamada teoría de juegos y los resultados a esta clase de consultas e interacciones están en extremo cantadas y estudiadas.  Cada ciudadano apelará a su bienestar personal y no verá el beneficio social que le causa a la ciudad el tener más centros comerciales o más hospitales.  Para muestra un botón. ¿Alguien se acuerda del hospital del niño en San Borja?

Estábamos hablando de un espacio para menores de edad, por dios... En un espacio público... Una obra total y completamente necesaria... Y aún así, una proporción considerable de los vecinos se oponían.  Y es que claro, siempre es una molestia que construyan algo a tu costado.  Ni modo.  Entonces, si cada uno de los vecinos va a tener en la práctica poder de veto, se murió el payaso.

Lo que tenemos que implantar es un efectivo sistema de compensaciones.  O sea, ¿te molesta que construyan a tu costado? Sí, pues, estás en tu derecho.  Y por eso, te compensamos de alguna manera.  Pero no puedes bloquear la construcción de algo que la sociedad necesita.

Cuarto, esto no quiere decir que no haya que supervisar a las constructoras.  De hecho, el sistema de supervisión de las construcciones urbanas en Lima es una basura.  Eso no lo quita nadie.  Es terriblemente burocrático y lento... para ni siquiera ser efectivo.  Todo lo contrario, es terriblemente poco efectivo.  Y eso es responsabilidad básicamente de la municipalidad.  Entonces, ¿qué hago para sacudirme este roche? Se lo transfiero a los ciudadanos.  Supongo que entonces voy a tener que pagar menos arbitrios.  Porque si esto procede, la municipalidad me está dando un servicio menos del que me debería dar.

Y eso que según el IFC, el Perú tiene uno de los sistemas de supervisión más restrictivos.  Vean el siguiente ranking de desempeño de las municipalidades para el otorgamiento de permisos de construcción (página 30).  Perú ocupa los cuatro últimos puestos.  La municipalidad peruana con el mejor puesto es Los Olivos, en la posición 13.

Entonces, si los vecinos se van a encargar de ser el filtro a las construcciones... Supongo que eso quiere decir que se va a desmantelar toda la maquinaria de permisos y licencias que existe actualmente en las municipalidades.  Si no, se estaría duplicando funciones.

Quinto, ¿y el plan ladrillo? Digo, la mayoría de las constructoras ven sus costos incrementarse tremendamente porque están a merced de redes de extorsión, a veces conocidas como sindicatos de obreros.  No, no digo que todos los sindicados sean redes de extorsión, pero hay algunos sindicatos que han evolucionado a eso.  Entonces, si son los vecinos los que ahora controlan el avance de los proyectos de construcción, ¿quiere eso decir también que son los vecinos los que las cuidarán de estos delincuentes? ¿La próxima vez que haya un enfrentamiento entre dos sindicatos de construcción que se pelean entre ellos por el derecho de extorsionar a una constructora, saldrán los vecinos a palazos a hacerse cargo?

Conclusión: Haga su trabajo, amiga alcaldesa.  Se le ha elegido para una serie de funciones.  Una de esas es encargarse que la ciudad siga creciendo de manera ordenada.  No se vale salir elegida, tomarse las fotos respectivas y comenzar a repartirle a otros las funciones que vienen con el cargo.


Escrito por

mildemonios

Economista con postgrado en periodismo.


Publicado en

Economía de los mil demonios

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