Desempleo y todo lo demás (5): Las contradicciones de Keiko
Mientras Humala se modera para irse hacia el centro, era de esperarse que Keiko hiciera lo mismo desde el otro lado. En ese sentido, no debe sorprender que ella también comience a entrar en contradicciones. Atrás quedó la estrategia de dar pocos detalles para ser poco criticable (una lección que los amigos nacionalistas hasta ahora no aprenden), para comenzar a ser específicos en sus ofrecimientos. Y con esto se comienzan a evidenciar inconsistencias en su candidatura.
Todos recordamos el plan de gobierno que Keiko usó en la primera vuelta. Si no lo has chequeado, está en este enlace. Lo primero que debería llamar la atención es que tiene apenas 54 páginas, mientras que el de la competencia tiene poco más de 100 páginas. La diferencia principal es que mientras el nacionalista era bastante específico (demasiado, diría yo), el fujimorista dejaba mucho a la imaginación.
El plan de gobierno original de Keiko tenía un claro sesgo pro-competitividad. Por ejemplo, en su Pilar 4 habla de la promoción de la creación de empleo de calidad a través del fomento de más inversión privada. Nada más opuesto a los planteamientos de nacionalizaciones (lo que sea que eso significa) y de renegociaciones forzadas de contratos del otro candidato. Para alcanzar este objetivo, el plan de gobierno fujimorista planteaba fortalecer las instituciones macroeconómicas de las que depende el crecimiento económico (dentro de lo que se menciona seguir eliminando barreras proteccionistas a la competencia), crear instituciones para incrementar productividad, innovación y competitividad en empresas y trabajadores peruanos (dentro de lo cual se propone flexibilizar el empleo), construcción de más infraestructura de uso público (que reduce costos para el sector privado), impulsar el turismo (?), atacar el problema de la pobreza rural con el relanzamiento de programa sierra productiva, usar sosteniblemente los recursos naturales y preocuparse por la inversión en energía.
Como pueden ver, parece escrito por los amigos de Confiep, en el sentido en el que su interpretación de la creación de puestos de trabajo iba por el lado de facilitarle las cosas al sector privado para que ellos sean los que lo hagan. Sobre todo en eso de la flexibilización del mercado laboral. Esto era explícitamente lo que decía al respecto (las negritas son mías):
Somos conscientes y respetuosos de los derechos de los trabajadores y en particular el de la estabilidad laboral. Respetaremos el derecho de aquellos que lo tienen. Sin embargo, somos igualmente conscientes de que una gran mayoría de peruanos, que se acerca al 70% de la PEA, no ve satisfecho su derecho a trabajar, porque no cuenta con un empleo de calidad, ni remuneraciones adecuadas ni tampoco sistemas de salud y pensiones.Para esta inmensa mayoría de peruanos tomaremos medidas inmediatas destinadas a hacer que los costos que las empresas deben pagar al contratar trabajadores se reduzcan considerablemente.
De la misma manera como al final de la década de 1990 promovimos normas de fexibilización laboral para los trabajadores agrícolas, que hoy han sido incorporadas en normas legales, implementaremos normas de excepción que abaraten el costo de contratar con el fn de elevar la oferta de empleo y el monto de las remuneraciones ofrecidas.
Sonaba razonable y si le creyese la habría apoyado. No obstante, a Keiko también le ha dado inconsistencitis y ahora está variando su posición a conveniencia, en un obvio esfuerzo por acceder a los votos del centro. Ahora ya no habla de flexibilizar el mercado laboral. Ahora está hablando de lo diametralmente opuesto: fiscalizar con mayor fuerza al sector privado. Es más, ha llegado a incluso proponer la creación de una entidad dedicada exclusivamente a eso, a la que le pondrá de nombre Superintendencia de Derechos Laborales.
Claro, ella supuestamente está arremetiendo contra el sistema de las services, discurso que le rindió harto a Alan en el 2006. No obstante, me sorprende que ella, que tanto aboga por la competitividad, falle en reconocer que el sistema de las services es necesario en una economía con una legislación laboral tan rígida como la peruana.
Otra inconsistente. Qué lástima.