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Ni modo, ya nos globalizamos (6): Jugando en la vecindad

Publicado: 2011-06-23

El presidente electo se fue de gira.  Luego de ser anunciado como ganador de las elecciones, se organizó tres viajecitos para verse con los presidentes de los países de la región.  A todas estas entrevistas se apareció con su "más uno", o sea, Nadine.  Y como bien lo grafica el amigo Juan Acevedo en la caricatura que pongo aquí arribita, de pronto Ollanta se lleva bien con todos.  Con el derechista Piñera, pero también con la izquierdista Rousseff.  O sea, básicamente la misma jugada que hizo con nosotros para ganarse los votos de todos.

Ahora, más allá de eso, vale la pena preguntarnos si las agendas que manejará con cada uno de estos países es viable o conveniente para el Perú.  Vayamos en orden cronológico.

Brasil

El primer país en visitar fue Brasil.  Todos lo hemos oído repetir hasta el cansancio que el modelo económico de Brasil es algo que deberíamos replicar.  Y que su tipo de izquierda (personificada en Lula) es algo digno de ser imitado.  No obstante, si uno mira las cifras verá que imitar a Brasil podría no necesariamente ser algo bueno.  Lo explica algo entreverado el economista Roberto Abusada en su entrevista en el programa de De Althaus de abril, quien también ha escrito sobre el tema varias veces.

Pero concentrándonos en el asunto de la desigualdad, resulta que Brasil reporta mayor inequidad que el Perú.  Es decir, nosotros deberíamos estarles enseñando a ellos cómo reducirla, porque el modelo económico que se ha venido aplicando aquí desde hace ya buen tiempo ha tenido mejores resultados que el suyo.  Usualmente no linkeo a Wikipedia, porque no me termina de convencer, pero en este caso no me está quedando otra opción, porque en ningún otro lado explican tan bonito lo que es el coeficiente de Gini.  Aquí pueden enterarse cómo es que se mide la desigualdad de tal manera que se pueda comparar la de los distintos países.    Y en el listado de los países podrán ver cómo Perú está mejor posicionado que Brasil.

Oh, es que son países distintos, con distintas características, seguramente me dirán.  Ok, puede ser.  Pero en ese caso... ¿Tendría sentido imitar su modelo? Si es que son países distintos con distintas características, nosotros nos tendríamos que salir con algo distinto.  Y cosa curiosa, eso es lo que estábamos haciendo.

Si el coeficiente de Gini no es lo tuyo y comienzas a dudar porque la data que no va con tu prejuicio no es válida, prueba este artículo de Perú Económico en el que se da la vuelta a distinta data sobre inequidad y las distintas formas de medirla con información de distintas fuentes.  No solamente la diferencia entre el ingreso de las familias más ricas y las más pobres se ha reducido, sino que además la riqueza no se está quedando en las manos de los más ricos, la clase media sí ha estado mejorando en estos años, los salarios promedio sí han estado subiendo en proporción al crecimiento de la economía, etc.  Terminan explicando cómo para reducir la desigualdad hay que previamente recudir la pobreza (check, en el Perú eso se viene reduciendo por varios años, aunque no lo quieran aceptar), para lo que previamente se tiene que haber asegurado crecimiento de la economía (check, aunque se alegue que ese crecimiento no llegue a todos).  El truco aquí es avanzar sin tumbarse los pasos anteriores, que es algo que el presidente electo ha super-prometido que va a hacer.  Pero que habrá que ver cómo lo hace.

Con respecto a nuestra relación comercial con Brasil, ésta es bastante favorable.  Mientras que entre los años 2001 y 2010 el intercambio comercial que tenemos con el mundo en general se incrementó en 379% (que es un montón), el que mantuvimos con Brasil creció en 496% (que es más montón todavía).  No obstante, hay que tener cuidado con el siguiente detalle: Este fuerte intercambio comercial se debe a que estamos importando de Brasil muchísimo más y exportándoles menos de lo que importamos.  Para el año 2010, importábamos de Brasil por un valor de US$2,183.05 millones, mientras que les exportábamos US$947.86 millones.  O sea, para ellos el negocio está saliendo redondo.  De hecho, si a alguien le interesa que nuestra relación comercial con Brasil se intensifique, es a ellos.  No tanto a nosotros.  Sobre todo, porque lo que le compramos está creciendo a un mayor ratio que lo que les vendemos.  En el periodo 2001 - 2010 las importaciones de Brasil crecieron en 632%.  Lo que le exportamos creció en apenas 317%.  Hablando del incremento de la desigualdad.  Es más, como podrán ver en este boletín de Aduanas, Brasil ya llegó al tercer lugar en cuanto a importaciones al Perú se refiere, luego de Estados Unidos y China.

Solo para que se hagan una idea, a Chile durante el 2010 le vendimos por un valor de US$1,370.09 millones, mientras que le compramos US$1,049 millones.  O sea, una relación comercial que nos conviene a nosotros.  Con Canadá (país con el cual tenemos TLC) pasa algo similar: le exportamos US$3,329.05 millones e importamos de allá US$543.22 millones.  O sea, nuevamente una relación favorable para nosotros.  Con China (otro país con el que tenemos TLC) también: le exportamos US$5,434.01 millones contra una importación de US$5,140.24 millones.  Con la UE (país con el cual pronto tendremos TLC en vigencia) también: exportaciones de US$6,298.73 millones contra importaciones de US$3,174.34 millones.  Pero no, todos estos TLC hay que revisarlos (que son favorables a nosotros) y la relación con Brasil (que es favorable para los brasileros) hay que impulsarla.  Entonces, cuando preguntan a quién le interesa que NO tengamos TLC con grandes potencias, ya saben qué responder.

Así que mucho cuidado con la relación con Brasil.  Sobre todo porque hay un detalle adicional: Las empresas brasileras que quieren expandir sus dominios en el Perú. ¿Alguien ha oído hablar de Odebrecht? ¿De los contratos de concesión que anda ganando? ¿De Inambari y a quién va a beneficiar? Yo digo, no más.

Entonces, esa fascinación que tiene el presidente electo con Brasil puede ser tierna y todo lo que quieran, pero hay que ser bastante cuidadosos de que no funcione en nuestra contra.  O ser vigilantes, en todo caso.


Escrito por

mildemonios

Economista con postgrado en periodismo.


Publicado en

Economía de los mil demonios

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