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Ni modo, ya nos globalizamos (7): Las barreras paraarancelarias

Publicado: 2011-10-03

Cuando arrancó la crisis mundial del 2008 muchos expresaron su preocupación por las consecuencias que eso podría traer en las políticas comerciales de los distintos países afectados.  Para algunos, eso podía significar el retorno de las medidas proteccionistas.  Es decir, las herramientas que tienen los distintos países para desincentivar la importación de bienes de otros países.  Esto puede sonar como una excelente idea al corto plazo: Así incentivo que la gente consuma bienes producidos en el país y así ayudo a la industria nacional.  El problema es que a veces la industria nacional ve eso como un medio para asegurarse de mercado y se relaja o se aprovecha.  De hecho, eso en el Perú ya lo hemos vivido en el pasado, así que no necesitamos que nadie nos cuente el cuento.

Como lo muestra este artículo, esta preocupación por medidas proteccionistas resultó estar bien fundada.  Efectivamente varios países optaron por esa salida entre el 2008 y el 2009.  Pero nosotros teníamos en el gobierno a un presidente que pregonaba a los cuatro vientos que quería que el Perú se integrara comercialmente al mundo.  De ahí los tratados de libre comercio y las reducciones de aranceles.  Que si estuvo bueno o malo o si era buena idea, ni modo.  Pero por lo menos se resistió a caer en la onda proteccionista.

Pero eso era ese gobierno.  Ahora tenemos uno nuevo.  Y si bien se nos viene otra crisis, pareciera que ni siquiera necesitaríamos esa excusa para comenzar a instalar los mecanismos proteccionistas que tanto nos costó desinstalar.  Porque están que regresan con roche.

En la página 8 de este boletín de Comex (que persisten en publicarlo como un solo documento de pdf, en vez de publicar cada artículo por separado) podrán leer al respecto.  Ahí comentan cómo, por ejemplo, Senasa un día decidió restringir la importación de fibras e hilados de algodón de la India sin justificación técnica.  Esto es mejor explicado en este otro boletín de Comex (página 7).  Oh, yo sé lo que estás pensando.  Que está bien que se defienda a la industria algodonera nacional de la importación de material de otros países.  El problema es lo que viene después.

Ahora los algodoneros nacionales, que no son precisamente los empresarios más rápidos del oeste, podrán subir sus precios artificialmente.  No porque sean más eficientes.  No porque estén ofreciendo mejor calidad que el material que viene de la India.  En realidad, suben los precios a su algodón porque les da la gana y porque pueden hacerlo.  Ah, y claro.  Porque el gobierno les hizo la cama.  Así tú aplaudes una medida proteccionista y los que salen perdiendo son... básicamente todos nosotros que pronto tendremos que pagar más por nuestro polo de la U o de Alianza o nuestra banderola.  Pero por supuesto contra el que despotricarás cuando llegue ese momento no será el algodonero, sino el textilero que está sosteniendo el polo que estás queriendo comprar.  Para el algodonero es la jugada perfecta.

¿Cómo? ¿Que cómo sé que eso va a pasar? Bueno, porque básicamente es lo que siempre pasa.  Insisto: Esto no es nuevo para el Perú y no deberíamos dejar que nos metan el cuento. Pero no solamente hay un efecto en precio y en calidad.  Hay otro efecto que también se activa: Que India nos aplique allá alguna medida a modo de sanción.  Quizás a ti no te importe, pero el caso real es que el Perú ha estado comerciando cada vez más con India, como lo muestra la data verdadera.  Hemos pasado de exportarles US$36.5 millones en el 2001 a exportarles US$219.2 millones en el 2010.  Y eso no es dinero que crece en los árboles.  Son empresas peruanas que están vendiéndole productos a los indios y que dan trabjo y generan riqueza y compran insumos y etc, etc.  Todo el rollo que seguramente le escuchaste a Meche decir cuando era ministra y no le creíste.

Pero regresemos a la medida de la Senasa.  Como seguramente ya te debes de haber dado cuenta, Senasa no es una agencia del gobierno que vele por el comercio justo o por la igualdad en el mercado textil.  Y si bien, como lo expone este comentario del IPE, pareciera que es cierto que el hilado de India está entrando al Perú a un precio subsidiado, el procedimiento para corregir esto está en Indecopi.  No en Senasa -el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (?)-.  Indecopi es la que puede protestar dentro del marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC).  Pero no, el gobierno decidió irse por el camino de la barrera paraarancelaria, exponiéndonos precisamente a una sanción por parte de la OMC.  Que ironía sea la palabra del día.

¿Por qué nos podrían sancionar? Básicamente porque las barreras paraarancelarias no engañan a nadie hoy en día.  O sea, el gobierno puede salir a decir que mentira, ellos están comprometidos con el comercio exterior y no lo están obstaculizando en lo más mínimo.  Pero por el otro lado, ponen esta restricción que no es de índole comercial, sino sanitaria.  Pero como decía al comienzo, esto no engaña a nadie y todos reconocen como una medida para bloquear la importación de un producto por razones comerciales.

Como suele ser el caso, cuando pasa una de estas payasadas, los primeros en salir a protestar son los siguientes en la cadena.  Los algodoneros no venden su algodón en el mercado directamente, sino que se lo venden a textileros, que lo transforman en productos que luego comprarás tú.  Tomen como ejemplo el grito que pegaron en el cielo los amigos de Gamarra, que no solamente expresaron su rechazo a la medida.  Para ellos queda claro que esta jugada afecta su competitividad, porque los productos que venden en el mercado local y los que exportan tendrán que subir de precio.  Y en fin, ahí pueden leer todo sobre su posición al respecto.

Con un solo detalle.  Esa noticia no es sobre la medida de Senasa.  Es sobre otra medida que solicitaron a Indecopi se aplique sobre precisamente lo mismo: la importación de hilados de India.  Eh... Entonces, a ver si entiendo.  Si voy a Indecopi y no me dan bola... ¿Puedo ir luego a Senasa para que saquen cualquier otra medida que tenga el mismo efecto? #digonomas.

En este contexto resulta bastante ameno y hasta tierno que nuestro Canciller salga a celebrar que otros países nos quiten las barreras que se habían puesto para que nuestros productos no puedan entrar a esos mercados.  O sea, chévere que ellos quiten las barreras paraarancelarias que nos habían puesto a nosotros, pero nosotros les ponemos barreras paraarancelarias a otros. ¿Cómo se le llama a alguien dice X, pero hace Y? En tu barrio puede que al que haga eso se le celebre, pero en el mercado internacional eso trae consecuencias negativas.

Oh, yo sé lo que estás pensando ahora.  Si esta medida es tan cristalinamente perjudicial para el país, ¿cómo es que la pueden aplicar y no pasa nada? Bueno, pues básicamente porque estamos viviendo un periodo de democracia sin oposición.  El gobierno puede hacer casi casi lo que le dé la gana y nadie se lo va a discutir. ¿Quién va a salir a darle la guerra, además de los afectados directamente y los analistas convencionales? ¿Los partidos políticos? Qué partidos políticos.  Considerando que aún no se encuentran en el nuevo panorama. ¿Los gremios empresariales? Poco probable. Considerando que están en su etapa de decirle sí a todo lo que salga del Ejecutivo para evitar problemas. ¿El MEF? Tampoco creo que vaya por ese lado.  Considerando que tienen ya varias presiones que atender en defensa del modelo de libre mercado.

Así que ni modo.  Lo más probable es que tengamos que aprender a convivir con lo que Diego Macera en este artículo llama estabilidad macro con populismo micro.


Escrito por

mildemonios

Economista con postgrado en periodismo.


Publicado en

Economía de los mil demonios

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