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Hay dos agriculturas en ti (7): Más sobre el límite al crecimiento

Publicado: 2012-03-08

Hace un tiempo me mandé con un post en contra a la iniciativa de poner límites a la propiedad agraria.  Tuvo su gracia, porque la discusión continuó y me llevó a escribir un segundo post con más consideraciones.  Desde entonces hasta ahora se ha seguido discutiendo el tema y como a veces sucede, pareciera que no hay argumento o justificación que aguante las razones políticas que están detrás de la determinación de sacar esto adelante como sea.

Más allá de los rollos con los que se van saliendo los que se han casado con esta idea, hay dos puntos que no deberían ser negociables.  O sea, no es difícil reconocer que detrás de todo esto pareciera estar intereses específicos (afectar a empresas en especial con las que les da flojera competir).  Pero creo que deberíamos hacer el esfuerzo por siquiera fingir que hay alguna clase de respeto por el correcto procedimiento y por el sustento técnico.

Primero, no hay forma de fingir que el límite que se decida, cualquiera que ése sea, tenga alguna clase de sentido si no se espera a que se haga el censo agrario antes.  No se puede sustentar nada, porque no se sabe mucho en términos concretos acerca de la tenencia de la tierra.  La única información que se tendría sería la que las grandes empresas agroindustriales revelan por razones ajenas al ciclo agrícola (porque cotizan en bolsa o por buen gobierno corporativo).  Así que, lo siento, pero insistir en definir el límite antes de contar con esa información es comunicar abiertamente que importa un rábano la realidad, lo importante son los intereses que se tienen que imponer.

Segundo, tampoco hay forma de fingir que esto es algo serio si se insiste en poner un mismo límite para todo el país.  Las condiciones de la agricultura son total y completamente distintas en la costa que en la sierra y en la selva.  Es más, a lo largo de la costa en sí mismo ya tenemos distintas condiciones.  Ni qué decir en la sierra.  O en la selva alta, que es distinta de la selva baja.  Y así hasta el infinito.  Definir un número mágico desde el Congreso -con el glorioso conocimiento que ellos tienen de, pues, lo que sea- es bien poco serio.  Si quieren fingir que hay algo de preocupación sincera por el agro, deberían definir distintos límites, dependiendo de las condiciones.  Y eso les va a tomar tiempo.  O les debería tomar tiempo, en todo caso.

De hecho, como lo expone este artículo de Reflexión Democrática, las justificaciones para esta iniciativa son tan débiles técnicamente, que es fácil ser suspicaz y darse cuenta de a quién le beneficiaría.  Confiep, en cambio, ha decidido ser un poco más inocente y creer que se trata de un asunto ideológico.  Para mí el asunto está bastante claro.

Como sea, hay formas mucho más efectivas de atacar las preocupaciones que se mueven como justificaciones para el límite a la propiedad agraria que no impliquen perjudicar la inversión en el sector.  Aquí algunas ideas.

¿Les preocupa la posición de dominio? Pues para eso tenemos a Indecopi.  Si hubiese un caso en el cual una empresa o un agricultor está abusando de sus vecinos campesinos desvalidos, pues fácil, vas a Indecopi y él se encarga de realizar una investigación para determinar si efectivamente está habiendo abuso.  Recuerden que ser grande por sí solo no es malo.  Como lo comenta esta columna de Gonzalo Zegarra, es típicamente peruano tenerle miedo a lo grande, pero ése es un temor que eventualmente vamos a tener que superar si es que queremos que la economía siga creciendo.

Oh, déjame adivinar: No confías en Indecopi.  Pues déjame decirte que cualquier rollo con el que te puedas salir para no confiar en Indecopi no es suficiente para hacer que confiemos en el Congreso.  El Congreso en el Perú es una de las instituciones más desconfiadas del país.  Y de hecho, Indecopi es una de las instituciones en las que la gente más confía.  Así que si de eso se trata, cualquier cosa menos confiar en que el Congreso haga una labor impecable investigando el tema y decidiendo un límite que sea conveniente para el país.

¿Les preocupa el uso del agua? Pues para eso tenemos al ANA.  Aquí el problema es que hay mucha informalidad en este asunto, lo que permite que muchos se aprovechen del caos.  Y cuando digo que muchos se aprovechan de eso, digo grandes, pequeños y medianos, dependiendo de la situación.  Lo que necesitamos es que la autoridad nacional del agua, casualmente llamada Autoridad Nacional del Agua (ANA), se ponga las pilas, luego se ponga los pantalones y salga a ordenar el asunto.  Y que rueden las cabezas que tengan que rodar.

¿Les preocupa el avance del biodiesel? Hay toda una movida para oponerse a que se siembre en el mundo caña para biocombustible, lo que a su vez pone supuestamente en peligro la seguridad alimentaria.  Más allá de la inconsistencia de que en muchos casos se trata de gente que en su momento apoyó la moratoria a los transgénicos (que la FAO a gritos insiste que son necesarios para poder sembrar suficiente alimentos para darle de comer a la población en crecimiento), supongo que puede ser una preocupación razonable.  No obstante, para discutir esto o para poner restricciones a la siembra de biocombustibles no hace falta poner límites a la tenencia de tierras.  Es un tema puntual que tendría que ver el Minag o el Minam.  Eso se ve por el lado del permiso para la siembra de productos específicos.  Planteen su moratoria a la producción de biocombustible, a ver qué pasa.

¿Les preocupa el monocultivo? No voy a linkear a ninguno de los que anda diciendo que con grandes extensiones de sembrados se promueve el monocultivo, porque sonar ofensivo.  Sobre todo porque la relación que pretenden establecer entre las dos cosas es sencillamente ridícula.

Precisamente al tener mayores extensiones de tierra es que una empresa agroindustrial puede ir experimentando con distintos productos e ir haciendo la combinación ideal que mitigue el riesgo de las fluctuaciones del mercado y aprovechar los ciclos de la mejor manera.  Pareciera que el monocultivo como antivalor ahora es el cuco político para movilizar a la gente en el sector agricultura, porque también se usó para apoyar a la moratoria a los transgénicos, jugada que era igual de ridícula.

No porque el monocultivo no sea algo serio, que sí lo es.

Un ratito, déjenme repetirlo, porque ya sé que esto es lo que me van a discutir sin entender lo que digo: El monocultivo efectivamente es una preocupación seria.

Otra vez, por si acaso: El monocultivo es algo que hay que evitar.

Aquí el punto es que con límite a la tenencia de tierras no se está luchando contra el monocultivo, sino todo lo contrario.  O por lo menos eso es lo que dicta la lógica empresarial y la teoría económica. ¿Tienes estadística que prueba lo contrario?

¡No, no la tienes! Porque aún no se hace el censo agrario.  Puede que cuando se haga resulte que en el Perú esto funciona distinto y yo estaba equivocado.  No lo sé.  Quizás.  Pero no hay forma de saberlo por el momento.

(Dibujito de arriba: http://christopherdenise.blogspot.com/)


Escrito por

mildemonios

Economista con postgrado en periodismo.


Publicado en

Economía de los mil demonios

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