La vez pasada escribí un post con un ejemplo sobre la frase de Einstein.  Ésa de que una definición de locura es la de la actitud que te lleva a hacer lo mismo y lo mismo y lo mismo esperando un resultado distinto.  El post iba por el lado de ilustrar cómo los que insisten en que nos apoyemos en empresas públicas sin plantear cambios institucionales en éstas no tiene sentido, porque en el pasado eso ya nos ha rendido pésimos resultados.  Y aquellos que las han sufrido no necesitan ninguna clase de lavado de cerebro: ¿Esperar dos años para tener número telefónico? ¿Atraso de décadas en inversión en puerto del Callao? ¿Corrupción galopante en Petroperú? Todo eso no es casualidad y la economía pública lo predice: Los que se dedican a manejar estos armatostes no tienen como incentivo hacer las cosas eficientemente y hacer renta, sino quedar bien con el electorado y llamar la atención.  Según Bullard, esto es lo que pasa cuando un "bien social" (el agua) se convierte en un "bien político" (el medio para conseguir más votos). En realidad es un asunto bastante claro.  Y si no se quiere aceptar que hay un problema, cometerás el mismo error una y otra y otra vez.

Con respecto a eso, el blog Homo Economicus me responde con este post, en el cual se pasa de frente a defender el concepto de la empresa pública.  Pasa por encima del hecho de que yo nunca he dicho que la empresa privada soluciona todos los problemas (de hecho, en varias oportunidades me he ganado roches por sugerir que, por el contrario, fallas específicas de mercado merecen intervención del Estado).  Pero específicamente en este caso, en el que cita Homo Economicus como ejemplo de fondo, creo que no hay duda de que se está insistiendo con un modelo que no está rindiendo los resultados esperados: Que sea una empresa pública la encargada de llevar agua potable y desagüe a los ciudadanos.

El punto de siempre es lo que comento en el primer párrafo: En la medida en la que no hay los incentivos para que hagan bien su chamba, no la harán.  Y por el contrario, favorecerán otros objetivos.  Lo que necesitamos es introducir los incentivos para que eso suceda. ¿Esos incentivos están presentes en Sedapal actualmente? No, ¿verdad? Entonces lo que te dirá un economista teórico es que si está teniendo resultados positivos en este particular momento, es por circunstancias extraordinarias y que ya volverá a su conducta usual.

Si los estuviera teniendo, claro.  Que no es el caso.

La justificación para que Sedapal no se privatice es que se dedica algo demasiado estratégico: llevar agua y desagüe a la gente.  Si fuese una empresa común y silvestre que otorga un servicio cualquiera y que es rentable por hacerlo, sin ayuda del Estado... entonces no tendría que ser pública.  Es como cuando un niño viene y te dice que se va a tirar del último piso de un edificio.  Y tú le preguntas por qué.  Y el niño no te responde, sino que te repregunta a ti por qué no.  Como si eso fuese argumento.  Si todo lo que dice Homo Economicus fuese cierto y Sedapal realmente es rentable... ¿por qué es pública? ¿Porque sí? La teoría te diría que si está teniendo buenos resultados en este momento es por un cisne negro (algo que se cruzó y que no era predecible).  Y que en todo caso, éste sería el momento de trasladarla a manos privadas y sacar el máximo jugo por la jugada.

Por el contrario, se insiste en ir hacia atrás y excluir de la evaluación de cómo va Sedapal todo tipo de indicador de desempeño.  El año pasado, no más, -en octubre, o sea, con el actual gobierno al mando- se armó todo un chongo para que se saque a Sedapal del proceso de cotizar en la bolsa. ¿Han visto cómo Petroperú usa la iniciativa de que ya casisito va a cotizar en la bolsa como excusa para justificar proyectos? Eso es porque cuando una empresa pública cotiza en la bolsa hace pública información que luego se tiene que revisar.  Si no tuviese nada que temer, Sedapal cotizaría feliz (y Petroperú lo haría más allá del mundo de las ideas, en vez de solo decir que ya lo va a hacer -a ser dicho con la voz del Chavo cuando dice "¡ya lo hago...!").

Y no estarían, por el otro lado, demandando que se saque a Sedapal del sistema de controles del Fonafe (la figura que revisa que las empresas públicas estén haciendo las cosas bien).  Más contradicciones.  Es más, Sedapal ni siquiera es consistente en el tiempo (como por ejemplo, Enapu que es, fue y será siempre recordada por poner los intereses de su sindicato de trabajadores por encima de los intereses del país... Por lo menos se sabe qué esperar de ellos).  Sedapal a veces apoya inversiones, a veces no.

El IPE ha calculado que para llegar a niveles de eficiencia aceptables, Sedapal necesita invertir US$4,062 millones durante los próximos diez años.  Esto es, en otras palabras, un rehuevo. ¿Y cómo va a cubrir ese dinero? ¿Con lo que se cobra de lo que pagamos mensualmente? Pues, no, pues.  Es una empresa estratégica que bla, bla, bla.  Para algo es empresa pública.  No nos cargará a nosotros ese costo.  Sería una contradicción. ¿Se va a prestar dinero? Cuidado con eso, ése sería un préstamo que terminaríamos pagando todos los peruanos.  Piensen en esto: Si está "lista para cotizar en bolsa", ¿por qué no lo hace? El cuentito de "ya ahorititita lo hacemos" como que se está gastando.  Que lo hagan y después hablamos.  Recién entonces se podría prestar dinero sin sobretasas de interés por el riesgo que implica prestarle específicamente a esta empresa. ¿El Estado le bajará simplemente el dinero? Lo dudo, con lo correctamente estricto que está el MEF para no transferir dinero a menos que se cumplan una serie de restricciones.

Finalmente, ante toda la evidencia de que no hay agua para todos, que no se hacen las inversiones, etc, etc, ¿cuál es la defensa final de Sedapal? ¿Han visto?: Que es nuestra culpa.  Que eso pasa cuando somos unos desconsiderados que no valoramos el agua y no la cuidamos.  Y que si se acaba y que si no llega a los más necesitados, solamente tenemos a nosotros mismos para hacernos sentir culpables.

(Dibujito de arriba: http://anthonyvanarsdale.blogspot.com/)