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Publicado: 2009-09-10

Seguiré el ejemplo de los bloggers habituales para comentar lo que estoy leyendo.  Pero como yo soy apolítico hasta donde biológicamente me lo permita Aristóteles, no pienso hablar de lo últimito en libros denuncia de periodistas, ni la última publicación de algún gremio pidiendo a gritos reformas económicas.  Voy a comentar nada más inofensivo que una novela de fantasía escrita en otro continente.

Se trata de Night Watch, la primera novela de la serie escrita por el ruso Sergei Lukyanenko. A lo mejor han visto la película del 2004 basada en el primer capítulo de su novela.  El film también se llama Night Watch y está en algodón, pero no es para nada la obra compleja de arte que es el libro.

La historia transcurre en una Rusia post-perestroika, en proceso de ajuste político.  En crisis y en desorden.  En el Moscú de ese periódo difícil de su historia viven los Others, seres humanos que han descubierto que tienen poderes.  Todos los Others tienen poderes que tienen que ver con su relación con la Twilight, una especie de dimensión paralela cósmica que se manifiesta de distintas maneras.

Hay Others buenos y hay Others oscuros.  Los buenos están organizados en la Night Watch, una especie de policía nocturna que vigila la ciudad de noche, chequeando que los Others oscuros no rompan las reglas.  Por ejemplo, un vampiro puede salir a cazar... si tiene licencia y si previamente ha pedido permiso por escrito.  Si un miembro de la Night Watch descubre a un vampiro sin licencia cazando humanos, tiene que atraparlo y entregarlo a una autoridad superior llamada The Inquisition o matarlo en el intento.

De igual manera, los Others oscuros están organizados en la Day Watch.  Ellos vigilan de día la ciudad asegurándose que los Others buenos no intervengan en la vida de los humanos, inclinando la balanza a su favor.  Por ejemplo, un Other bueno tiene la capacidad para reformar a un drogadicto con un toque de sus poderes.  Pero para hacerlo tiene que pedirle permiso a la Day Watch, lo cual obviamente ellos negocian a cambio de favores.

En todo este contexto está el programador Anton Gorodetsky, otro ruso en la peor de las miserias, como otros tantos, que descubre que tiene poderes a una edad muy avanzada.  Anton no está destinado a ser un gran hechicero y nunca tendrá acceso a poderes muy fuertes.  Pero igual es un agente clave de la Night Watch, porque es una persona que actuar bajo presión y que piensa de manera estratégica, cuando sus compañeros actúan de manera impulsiva.

El libro cuenta las complicadas intrigas en las que se enfrentan la Night Watch y la Day Watch en Moscu y cómo afecta eso la vida de Anton.  Muy bien narrado, muy original y muy crudo.  Quizás una cosa que me incomodó es que además de los cinco o seis personajes principales, todos los demás se parecen demasiado.  Llega un punto en el que ya no sabes si tal nombre ruso es de un personaje bueno o malo.

Pero el uso de toda la trama fantástica para mostrar a una Rusia que no funciona y que frustra a sus habitantes es genial.  Además de mostrar un drama romántico bastante deprimente, cuando Anton inicia una relación con Svetlana, una joven que está destinada a ser la hechicera más poderosa de su generación... y que por lo tanto poco a poco se irá distanciando de él naturalmente.

No puedo esperar a terminarlo para conseguirme la segunda novela, Day Watch.


Escrito por

mildemonios

Economista con postgrado en periodismo.


Publicado en

Economía de los mil demonios

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