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Mildemonios se fue al cine (4)

Publicado: 2010-04-12

El fin de semana fui a ver esta película sueca de la que todo el mundo está hablando inconvenientemente traducida al castellano como Criatura de la noche.  Dos cosas que debo decir sobre este film: Me encantó y me pareció excelente película.  O sea, no solamente me pareció bien hecha, en el sentido de que las tomas y la música son perfectas, las actuaciones son bastante adecuadas, la historia está bastante bien contada.  Sino que además a nivel personal me gustó muchísimo.

Sobre los aspectos técnicos pueden ir a otros blogs más especializados.  Pero sobre el aspecto personal debo decir que me encantó porque es lo que yo creo que debería ser una película de vampiros.

No me opongo a que se hagan bodrios como Crepúsculo.  Si hay mercado para eso, que se haga.  Pero yo personalmente siempre he pensado que ser vampiro es una mierda.  Así, con todas sus palabras.  Nada de romaticismo eternos. ¿Vivir para siempre? Pucha, no sé.  Quizás si me lo ofrecieran lo pensaría.  Pero, ¿vivir para siempre a costa de comerme gente? Ahí sí ya no.  Y lo que es peor, ¿vivir para siempre, pero dejando para siempre de ver la luz del sol? Caray, peor.

Hay otras obras que tratan esa vaina de manera mucho más centrada.  Tírenme tomates si quieres, pero Blade I creo que da en el clavo en proponer una forma de cómo se organizarían los vampiros si existiesen, con todas sus limitaciones y compartiendo penas.  Y las novelas de Anne Rice, por supuesto.  Sobre todo ésa en la que Lestat regresa a ser humano momentáneamente y recuerda la basura que es ser mortal, pero lo compara con las limitaciones de ser vampiro.

Esta película sueca retoma esos problemas.  Eli es una niña vampiro de 12 años.  Y en un momento, cuando le preguntan qué edad realmente tiene, ella responde que tiene 12 años.  Pero que ha tenido 12 años por muchísimo tiempo.  Esa respuesta creo que la define a la perfección.  Y la plantea como un contraste bastante fuerte del personaje que hace Kirsten Dunst en Entrevista con el vampiro, Claudia.

Eli es una niña de 12 años, a la que le gusta jugar.  No sabe medir su fuerza y en varios casos no reconoce las consecuencias de sus actos.  Es decir, es una niña de 12 años.  Claudia, en cambio, es una mujer adulta en el cuerpo de una niña, lo cual la transtorna y la lleva a hacer muchas cosas que la afianzan como mujer, a pesar de que se ve como una niña.  Comparando ambos, me quedo de lejos con Eli.  Es una historia mucho más humana y profunda, creo.

El final de Criatura de la noche me parece genial y me dejó con muchas ganas de saber qué pasa después.  El uso de la clave morse como símbolo de medio por el cual Eli por fin encuentra alguien con quien se puede comunicar, el paralelo entre el cubo mágico y el huevo "que si lo vendo me podría comprar una planta nuclear".  El retorno a las reglas oficiales del vampirismo (no poder entrar a una casa a menos que te inviten, por ejemplo)...  Hay tantos detalles en esta película que me han hecho cuestionar que los zombies sean los monstruos oficiales del mundo post-crisis financiera.

Digo esto porque en Criatura de la noche se retoma un tema del planteamiento original de las primeras historias de vampiros.  Eli, al igual que Drácula y otros, vive con una fortuna encima.  Eli si quiere se puede comprar una planta nuclear, asegura.  No importa de dónde salió el dinero.  Ella nunca responde a la pregunta de si se lo sacó a sus víctimas.  Drácula tiene un castillo y sirvientes.  O sea, ambos han dejado atrás las preocupaciones monetarias para siempre.  Pero ninguno de los dos es realmente feliz, porque tienen una maldición encima.  Ahí hay un mensaje bastante claro.  Muy de acorde a los floros que se están manejando en la prensa post-crisis, creo.


Escrito por

mildemonios

Economista con postgrado en periodismo.


Publicado en

Economía de los mil demonios

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