Y bueno, me vine a Cusco.  Pero no, este post no es sobre la experiencia de venir al ombligo del mundo y de cómo me cargué de energías cósmicas.  Me gusta mi nivel de energía mística como está por el momento.  Tampoco es sobre l impacto que tuvo la ciudad en mí.  Yo ya he venido a Cusco varias veces y la he visto mejorar con el tiempo.  De hecho, una vez escribí un artículo que partía de la experiencia de ver a la ciudad ir mejorando, pero lo difícil que era encontrar a un cusqueño que diga que estaba mejor que antes.  No, este post es sobre la experiencia de venir a la Conferencia Anual de Ejecutivos (CADE 2011).

Hace unos meses tuve la suerte de poder ir a la Convención Minera (Perumin).  Y fue harto interesante hasta a un nivel antropológico.  Sobre esa experiencia escribí este post y este comentario.  Sobre todo llamaba la aención el choque entre dos fenómenos.  Por un lado las discusiones de los mineros acerca de cómo hacer para evitar tener conflictos con la población.  Y al otro lado estaba el sorprendente fenómeno de los proveedores de la minería, que sería el siguiente paso necesario para que la minería tenga un impacto más profundo en la economía peruana: Que sus proveedores sean cada vez más empresas peruanas.  En todo caso, sobre el asunto de los conflictos, resalto la siguiente entrevista que le hice a José Luis López Follegatti, quien habla de un punto específico que creo que nos hace mucha falta hoy en día: Hablar de cómo se lograron acuerdos en todos esos lugares en los que la minería no está en conflicto con las comunidades.  Y de por qué eso no se comunica más.

En fin, ahora se viene la CADE (que es con "la" por delante, amigos periodistas... Porque es "la conferencia"... No puede ser "el CADE", porque no es "el conferencia").  Y lo primero que tengo que comentar es el viaje en avión.  Nunca en mi vida había viajado en un avión en el que todos se conocen.  La gente subía y se sentaba en su sitio mientras saludaba a derecha e izquierda a todos los amiguitos que aparentemente solamente ve una vez al año.  Algo así como la propaganda del "¿Chicho? - ¡Cucho!".

Entenderán que en este mundo yo sea un extraño.  Observaba atento y trataba de encontrar a alguien conocido para yo replicar esa experiencia por mi cuenta luego (¿quizás cuando vaya al Comicon?).  Pero debo reportar que no hubo nadie a quien saludar efusivamente.  Aunque luego, cuando en el aeropuerto estaba esperando a que salga mi mochila (dicho sea de paso, yo y una pareja de turistas fuimos los únicos que teníamos como equipaje mochilas de campaña -Gustavo Gorriti habría estado orgulloso de mí-, todos los demás tenían esas maletitas con rueditas...), me encontré con un amigo que también venía a la CADE (¿viste que es con "la"?), pero que no había visto en el avión.  Uf.  Por lo menos uno.

Varios vuelos luego entenderán que el centro de Cusco sea algo así como la chocolatada navideña anual en la casa de abuelita.  En la noche salí a cenar con un periodista cusqueño que me estuvo contando un montón de cosas sobre la conflictividad en Cusco y por las calles del centro se veía a gente encontrándose y saludándose ("¿Chicho? - ¡Cucho!").  Era algo sorprendente.

Mención aparte merece un taller al que fui en un local del Mincetur en el que habló Roger Valencia, de la Cámara de Turismo de Cusco.  Harto interesante.  Ellos están con la idea de promocionar otros destinos turísticos alternativos a Machu Picchu.  Después de todo, por aquí hay hartos atractivos que podrían tener más demanda.  Especialmente interesante me pareció su idea para promover a nivel internacional el Manu.  Lo comenta hacia el final de este video.

Pues bien.  Hoy empieza la CADE y ya veremos si es tan chévere como la gente dice. Estaremos tuiteando todo desde esta cuenta: @SEMANAeconomica.  No dejes de seguirla.