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La educación primero (26): Presentando a la asimetría de información

Publicado: 2013-01-29

A veces uno puede creer que está hablando de un mercado en competencia perfecta, en donde no hace falta intervención del Estado, porque las fuerzas del mercado son suficientes para asegurar que tanto consumidores como empresas están obteniendo en conjunto el mayor beneficio posible.  Pero a veces hay fallas que impiden que eso suceda.  En un post anterior ya estuve hablando sobre algunas fallas que impiden que el mercado de la educación escolar se pueda considerar un mercado en competencia.

Una de estas fallas tiene con la cantidad de información con la que cuentan ambas partes.  Se le llama comunmente "asimetría de información".  Se refiere a esa situación en la que uno de los dos sabe más sobre el producto que el otro.  Por ejemplo, cuando tomas un taxi.  Es bastante probable que tú sepas más sobre tu destino y la ruta que el taxista.  Y que cuando le digas que vas a "aquicito no más", tú sepas que no es tan aquicito no más, pero el taxista no lo sepa.  El taxista puede intuir que le estás metiendo floro, pero no lo sabe.  Después, cuando el taxista siga manejando y siga manejando y piense que te debería de cobrar más por la carrera, la suerte ya estaría echada: Ya pactaron un precio por el servicio y es muy difícil que eso se cambie.

Otro ejemplo: Cuando vas a un restaurante y pides un pisco sour.  Tú sabes que si no te gusta el pisco sour puedes devolverlo y no pagarlo.  El mozo también lo sabe.  Lo que no sabe es cómo te gusta el pisco sour.  Puede preguntarte cosas básicas como si te gusta dulce o con espuma o detalles.  Pero igual queda en el aire esa asimetría de información.

En la otra dirección el asunto también funciona.  En muchas oportunidades el que te está vendiendo un producto sabe su calidad mucho mejor que tú.  Por ejemplo, antes de que se obligara a estampar en la envoltura cuándo fueron empacadas tus galletas, era posible que te vendan galletas pasadas.  Ahora eso es más yuca y depende de cuán monse eres al comprarlas y no fijarte la fecha de vencimiento.  Sabiendo que un mercado en competencia perfecta es el único que asegura que el beneficio social sea el mayor posible (o sea, el beneficio del consumidor más el del que te vende el producto), una regulación que apunta a dar la mayor cantidad de información a ambas partes para que los dos puedan tomar la decisión adecuada es la mejor opción.

A veces eso no es posible.  Por ejemplo, con la educación.  Decidir en qué colegio meter a tu hijo es una vaina, porque tú sabes que no todos los colegios son iguales.  Algunos son más caros que otros, cierto.  Pero eso por sí mismo no garantiza la calidad de la educación que recibirá tu hijo.  Necesitas algo más.  Alguna clase de evaluación.  Por ejemplo, sería útil saber qué porcentaje de los que salen de cada colegio entra a las universidades más difíciles del Perú... Pero esa información tú no la sabes.

El colegio mismo bien que lo sabe.  Quizás específicamente ese dato no, pero sabe si es buen colegio o si es mal colegio.  Pero no te lo va a decir.  Lo que te va a decir es que es lo máximo y todo lo bueno.

Por otro lado, tú tampoco sabes lo que realmente le conviene a tu hijo. ¿Quieres meterlo a uno de esos colegios que super-preparan a sus alumnos para que ingresen a la universidad y nada más que eso? De esos que no se preocupan por la formación integral de los chicos.  De los que no les enseñan a sobrevivir en la universidad, sino solamente ingresar a una.  Puede que te metan el rollo de que eso es lo que le conviene a tu hijo, pero la verdad es que eso no le conviene.  Y eso ellos lo saben.  Pero quizás tú no.

En ese sentido, el mercado de la educación escolar tiene asimetría de información.  Eso se combate imponiendo la exigencia de que los colegios revelen más información, encargando a entidades del Estado hacer estudios y publicarlos, etc.  Hay muchas formas de combatir este asunto.

Si se quiere.

(Dibujito de arriba: http://sambosma.blogspot.com)


Escrito por

mildemonios

Economista con postgrado en periodismo.


Publicado en

Economía de los mil demonios

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