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El circo parlamentario (27): Tres casos más que no son tan rochosos

Publicado: 2013-03-14

Esta semana siguen las grandes noticias, como el nombramiento de un nuevo Papa y los cierres de las campañas por el Sí y el No.  Así con todo pensé en continuar con esta búsqueda del congresista preparado para el puesto para el que fue elegido.  Tomen en cuenta que llevo varios posts en esta vaina.  He estado buscando un congresista que sepa analizar lo que sus iniciativas le cuestan a la sociedad (algo que el sentido común dicta que todo congresista debería saber hacer y que la ley obliga), pero hasta ahora no lo he encontrado.  Lo intenté aquí, aquí, aquí y aquí.  Y hasta ahora nada.

Por el momento he estado chequeando cómo se toman en serio este tema en Estados Unidos.  Denle un vistazo a este enlace de la Agencia de Protección Ambiental (organismo regulador de asuntos ambientales en ese país).  Comparen todo ese material con el parrafito que suelen ofrecer nuestros congresistas cuando les piden un análisis costo beneficio de uno de sus proyectos de ley.  De hecho, en Estados Unidos hace un par de años hubo la llamada "revolución del costo beneficio", en la que se afinaron varios aspectos de este asunto.  Aquí en el Perú seguimos pasando por debajo del radar al respecto.

Y para que vean el desastre que es este asunto, aquí les comento tres ejemplos más.  Siguiendo en orden alfabético.

Héctor Becerril, fujimorista.  Este congresista le ha puesto su nombre a 20 normas durante la legislatura 2012-2013.  Un proyecto de ley de su autoría es la Ley que crea el colegio profesional de locutores del Perú.  Simple y sencillo, sin más ni más.  Recuerden que aquí no estoy comentando sobre la necesidad de la ley, sino del mero hecho de que un congresista proponga algo sin analizar bien cuánto le cuesta su idea al país.  El análisis costo beneficio de la iniciativa está en la página 4 de este enlace.

1. Confunde costo con gasto, como es aparentemente tradición en nuestro Congreso.  Dice que no implica costos, porque el Estado no pagará nada, lo cual no es lo que se pregunta.

2. Luego procede a reconocer que la creación de un colegio profesional implica gastos, los cuales no serán asumidos por el Estado, sino por los agremiados.  Así que por lo menos reconoce eso.  Este pequeñísimo detalle ya pone al congresista Becerril a años luz de sus colegas.  Más allá se encuentra el detalle de que esta ley obligaría a los locutores a asumir ese gasto para poder trabajar en su profesión, lo cual es bastante discutible (aunque podría tener sentido).  De hecho, en la descripción de lo que debería ser el Colegio de Locutores, se define una serie de funciones que haría que esa cuota sea algo alta.  Pero en fin. Ése ya es otro rollo.

Solo por eso, el congresista Becerril aprueba.  Aunque con baja nota, porque no hace el esfuerzo de poner números.

Javier Bedoya de Vivanco, de Alianza por el Gran Cambio.  En esa legislatura ha puesto su nombre en apenas nueve normas.  Una que se supone que escribió él mismo es el Proyecto de ley que modifica la ley de contrataciones del Estado.  Pueden leer el texto en este enlace.  El análisis costo beneficio está en la página 15.  Estén listos para ser sorprendidos.

1. Hace una enumeración de costos y beneficios.  En ese sentido ya está por encima del habitual parrafito diciendo que no hay costos.  Lamentablemente, en la parte de los costos, hay solo dos items, que resumidos son precisamente el párrafo de siempre que confunde costos con gastos.

2. Dice que no hay costos porque no se crean nuevas partidas en el presupuesto, lo cual es una roca.  O sea, no digo que no se vayan a crear nuevas partidas.  Ése es un rollo legal que no entiendo.  Pero el que no se vaya a crear nuevas partidas, sino que las ya existentes vayan a tener que presupuestar mas, implica un costo.  Y eso el congresista Bedoya de Vivanco no está considerando.  Además, su propuesta implica cambiar el sistema de sanciones en el caso de una irregularidad al ser contratado por el Estado.  Esto tiene un efecto: Menos buenos proveedores van a querer entrar a darle productos al Estado (por el temor de que se le involucre en un caso de corrupción), se va a utilizar mayores recursos en cubrirse de posibles irregularidades, más papeleo para adelantarse a problemas, etc, etc.  En conclusión, hay costos involucrados que el congresista Bedoya de Vivanco no está considerando.

Así que jalado.  Aunque no por tanto, porque los costos que no está viendo son caletas.  No es tan rochoso.  Habría chequeado otro proyecto de ley suyo para asegurarme de que no sabe de lo que está hablando, pero en esa legislatura no ha presentado otro proyecto de ley.

Finalmente, Alberto Beingolea, también de Alianza por el Gran Cambio.  Si bien este congresista ha estampado su nombre en 20 proyectos distintos, la sección de la web del Congreso que muestra los textos en pdf de todos los proyectos de ley presentados por alguna extraña razón no permite ver los del congresista Beingolea.  No obstante, como Bedoya de Vivanco es su yunta, revisando los de este otro congresista pude llegar a uno cuya autoría es de Beingolea, la Ley que deroga el decreto supremo que crea el programa voluntario de apoyo a la policía nacionald el Perú.  Pueden leer el texto en este enlace.  El análisis costo beneficio está en la página 3.  Y para todo lo que habla de economía en los medios y para haber estudiado administración (¿creo?), me sorprendió que éste fuera de apenas un parrafito de siete líneas.

1. Por lo menos hace la distinción entre costos y gastos.  O sea, habla de que este proyecto no cuesta dinero, pero que se ahorrará, porque se evitarán gastos en otro lado.  Ok, por lo menos.

2. Para comentar el costo de este proyecto hay que entender un poco mejor el contexto que está afectando.  La idea de los voluntarios era que liberaban el tiempo de otros policías que estaban en las comisarías en trabajos administrativos y burocráticos, de tal manera que estos puedan salir a la calle a patrullar o perseguir delincuentes.  En ese sentido, la iniciativa del congresista Beingolea sí cuesta, porque está retirando de la calle policías que tendrán que regresar al trabajo de oficina, lo que hace a la ciudad un poquito más insegura.  Y eso tiene un costo.

(Dibujito de arriba: http://otravezandres.blogspot.com)


Escrito por

mildemonios

Economista con postgrado en periodismo.


Publicado en

Economía de los mil demonios

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