Dos izquierdas versus dos derechas (8): El distante amigo MVLL
El fin de semana el amigo Mario Vargas Llosa publicó una columna en la que, entre otras cosas, le echa flores a los amigos de La Mula por la labor que realizaron durante estas elecciones (¡felicitaciones, muchachos!). Y bacán todo, pero creo que hay un detalle que el amigo MVLL está tergiversando o que no ha entendido bien. Tiene que ver con la siguiente cita referida al gobierno de Alberto Fujimori (las negritas son añadidas).
Contó con la solidaridad de la clase empresarial por su política de libre mercado y la bonanza que trajo la subida de los precios de las materias primas, y de amplios sectores de las clases medias por los golpes asestados a Sendero Luminoso y al Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, cuyas acciones terroristas -apagones, secuestros, cupos, bombas, asesinatos- las tenían en la inseguridad y el pánico.
Y con la siguiente acerca de la reacción luego de las elecciones (lo mismo con las negritas).
Y, sobre todo, no hay que creerles cuando hablan de libertad y democracia, palabras a las que sólo recurren cuando se sienten amenazados. El sistema de libre empresa y de mercado vale más que ellos y por eso el nuevo gobierno debe mantenerlo y perfeccionarlo, abriéndolo a nuevos empresarios, que entiendan por fin y para siempre que la libertad económica no es separable de la libertad política y de la libertad social, y que la igualdad de oportunidades es un principio irrenunciable en todo sistema genuinamente democrático.
Estamos de acuerdo. Al comienzo del gobierno de Alberto Fujimori se hizo una serie de reformas que todo el país estaba esperando y que todos celebraron. Entre ellos, es cierto, los empresarios. Pero también los médicos, los maestros y los ingenieros. No obstante, conforme fue pasando la década y Fujimori comenzó a cambiar y su gobierno se comenzó a reorientar y las reformas de segunda generación no llegaban (ésas que reclamaban los analistas, los médicos, los maestros y los empresarios también), comenzó a haber una fractura entre los que seguían apoyando a Alberto Fujimori y los que comenzaron a criticarlo.
Por eso yo insisto en que así como hay dos izquierdas (en realidad hay más, pero simplificando podemos decir que hay por lo menos dos: la moderada y la carnívora), no es muy difícil argumentar que también hay dos derechas. Y que hay dos manchas de empresarios. Siempre lo ha habido. Así como siempre ha habido dos izquierdas.
Una derecha es la que usualmente es referida como mercantilista (o pro-empresa, la que solamente está buscando su beneficio) y otra es la referida como la responsable (o pro-mercado, la que está buscando mayor eficiencia para la economía en general). Alguien cegado por sabe dios qué razones emocionales y que ha perdido la objetividad quizás no lo reconozca (o no lo quiera reconocer). Sin embargo, esto se puede observar claramente en el sector minería. Mientras que hay mineros que efectivamente les importa un rábano las comunidades que están alrededor o el medio ambiente, hay otras que invierten fuertes sumas de dinero en hacerlo todo correcto y como lo dice el manual, trabajando en proyectos de promoción social con las comunidades aledañas y aplicando las tecnologías para contaminar lo menos posible. Ésas las hay y quizás sea fácil ponerse terco y negar su existencia. Pero un analista serio y responsable las tiene que reconocer. Hasta Oxfam -que no es precisamente la mejor amiga de las mineras en el Perú- lo reconoce.
No me malentiendan. Por supuesto que hay empresarios idiotas y mineros mercas. Eso está fuera de toda discusión. Pero decir que "la clase empresarial" se chantó con Fujimori por sus propios intereses es bien poco serio. Y poco responsable. Y poco consecuente.
Digo poco consecuente porque aquellos que recuerdan la campaña del mismo amigo MVLL en el 1990 quizás se acuerden no solamente que si hay algo llamado "la clase empresarial" en el Perú, ésta estaba con él, no con Alberto Fujimori. Pero no sólo eso, sino que parte del rollo del amigo MVLL era de desatanización de la actividad empresarial. En ese entonces la imagen del empresario estaba por los suelos y MVLL se la pasó tratando de cambiar eso. No olvidemos que por ahí fue que dio su giro de izquierdista moderado a liberal.
Así que no, amigo MVLL. No hay "la clase empresarial" como te la imaginas. Y no todos los empresarios se vendieron a Fujimori cuando las papas quemaron. Insisto: Ésa es una versión bien simplista del asunto. Y si te estás preparando para ser la fuerza vigilante que prometiste ser, vas a necesitar información más desagregada.
INSISTO. Esto no quiere decir que efectivamente no haya habido empresarios que se vendieron. Pero así como queremos creer que no todos los maestros públicos son incompetentes y que no todos los médicos en los hospitales públicos son asesinos, hay que aceptar que no todos los empresarios son convenidos y mercas.
Oh, por supuesto que hubo un Carlos Boloña, que incluso terminó en la cárcel. Y claro que hubo un Jorge Camet, del cual se puede decir muchas cosas también, así como de un Eduardo Farah, industrial que terminó de tránsfuga. Y tantos otros. Pero ésa no es la única categoría de empresario. Ellos no son "la clase empresarial", aunque en el imaginario del escritor así sea.
Aparte tiene que reconocer que hubo muchos empresarios que la sufrieron por precisamente oponerse a Fujimori y criticarlos duramente. Negarles mérito sería como meter al mismo costal a Gustavo Gorriti y César Hildebrandt con todos los vendidos, bajo la etiqueta de "la prensa chicha". Una buena parte de la sociedad en general se opuso a Alberto Fujimori y eso hay que reconocerlo. Lo contrario sería bastante injusto.
Por vivir en el extranjero el amigo MVLL se perdió el capítulo del amigo Guido Pennano siendo metido a la cárcel por un roche con la Sunat, el otro capítulo del amigo Alberto Andrade siendo boicoteado de todas las maneras posibles por el gobierno central, el capítulo del amigo Fernando Cillóniz siendo despojado de las estaciones experimentales que tanto había trabajado por instalar, etc, etc. Estos causas y tantos otros habrán tenido sus bemoles, pero son empresarios y se opusieron a Alberto Fujimori en su momento y por ello sufrieron. No son "la clase empresarial" y no se merecen estar debajo del título "fachista" en una columna de opinión.
Y esto ni siquiera es contando otra categoría menor de empresario, los que se tragaron el rollo hasta el final. Esos que apoyaban a Fujimori no porque estuvieran comprados o por mercas, sino porque realmente creían que se estaba haciendo lo correcto. Que, lo siento, pero en una democracia es una opción válida. Si te declaras demócrata y liberal, no puedes despreciarla por más que incomode.
Es más, hasta podríamos citar un tipo más de empresario: Los que se opusieron a Fujimori porque estaban amarrados con otro partido o con intereses opuestos a los de su gobierno. Que se supone que en una democracia también hay que respetar. Si es que fueras demócrata y liberal, claro.
Este mismo fenómeno se da a nivel de gremios. No todos son unos vendidos o unos mercas. Hay algunos que por echarse recibieron trato especial y otros que se mecharon con el gobierno de Fujimori y por ello la pasaron difícil. Pero vamos, decir "la clase empresarial" es mucho más fácil que hacer ese análisis desagregado. Y el que sea un rollo diametralmente opuesto al que manejaste hace 20 años no lo hace menos válido, supongo. Algo así como Alan García 1.0 que tenía un rollo y Alan García 2.0 que se aparece con otro completamente. Los políticos peruanos se van a Europa a cambiar su dirección política en 180 grados, aparentemente.
Finalmente, es bastante peligroso dejar pasar que hay empresarios que apoyaron al amigo Ollanta Humala durante su campaña. Peruanos y extranjeros. Estar pregonando que estos no son parte de "la clase empresarial" levanta preocupaciones. Dado que no entran a la categoría "empresario", a pesar de que lo son, ¿justificará trato distinto? ¿Serán ellos vigilados?
Un país necesita de empresarios, así como necesita de médicos y maestros (¡rollo originalmente pregonado por MVLL 1.0!). Así que hay que aprender a reconocer a los buenos empresarios (así como hay que saber identificar a los buenos médicos y a los buenos maestros). Lo contrario es pregonar el rollo del "todos somos corruptos", bastante popular en la época del Alan García 1.0, contra el que luchó precisamente MVLL 1.0.