#ElPerúQueQueremos

El rentable negocio de las drogas (3): A la caza del dólar

Publicado: 2011-09-26

Si lo que uno está viendo en las noticias es indicador de algo es que el tema de la lucha contra el narcotráfico va a ir en aumento.  Esto ya ha comenzado a saltar con el asunto puntual de la erradicación de la coca y todo lo relacionado.  Como lo comentaba en otro post, la discusión con respecto a este tema está siendo particularmente pobre, con las partes cerrándose al diálogo y desautorizando a todo aquel que ose estar en desacuerdo.  Y bueno, como el resto de nosotros somos cotorras que repetimos sin cuestionar, no sé si vayamos a poder hacer mucho.

En todo caso, hay una idea en especial que los enemigos de la erradicación de la coca repiten y que me preocupa que nadie desmienta.  Me refiero a este rollo de que la lucha contra el narcotráfico debe hacerse más cerca a los que tienen el dinero y dejar en paz al pobre campesino que no tiene otra opción supuestamente que sembrar coca.  Esta idea que puede haber sido válida hace 40 años, pero ahora ya no tanto.  Básicamente porque ya se está haciendo un montón con respecto a esto y el trabajo con ese campesino también tiene que hacerse como complemento a todo lo demás.

Vayamos por partes.

ATPDEA.  Hace mucho tiempo escuché a Dionisio Romero decir que al TLC teníamos que llamarlo "tratado de libre comercio" y no "TLC", para que la gente no se olvide de lo que es.  Con el ATPDEA pareciera que eso ya pasó.  Las siglas son una abreviación de "Andean Trade Promotion and Drug Eradication Act".  En castellano: Acta de erradicación de la droga y promoción del comercio andino.  Se trató de una iniciativa de los Estados Unidos para darle a países que producen droga una alternativa para aquellos vinculados a esa actividad que no tenían otra forma de desarrollo.  O sea, justo eso que dicen que no se ha estado haciendo.

Seguramente ya te sabes el rollo, pero igual te lo recuerdo.  Se trata del antecesor del TLC con los Estados Unidos y básicamente apunta a darle preferencias arancelarias a algunos productos que el Perú exportaba a ese país, de tal manera que algunos campesinos tuviesen mejores condiciones comerciales y así puedan sembrar otra cosa (o sea, justamente eso que dicen que no se hace).  En el 92 se implementó para Colombia y Bolivia.  En el 93 se expandió a Perú y Ecuador.  El ATPDEA es una iniciativa que a los Estados Unidos le costó un rehuevo de recursos implementar.  Por un lado están los aranceles que dejaron de cobrar las aduanas norteamericanas, que ya es harta plata.  Pero por el otro está que el ingreso de estos productos peruanos (estamos hablando de ni más ni menos que 6,100 partidas arancelarias) en estas condiciones hacía que los consumidores norteamericanos consuman productos nuestros, en vez de productos hechos en ese país.  Este detalle hizo que el ATPDEA no sea particularmente popular en los Estados Unidos, porque hubo todo un rollo con sindicatos laborales y otros grupos de presión. Pero aún así se hizo.

El ATPDEA tenía un tiempo de vida limitado.  Y cuando éste se acabó, por suerte se tenía una alternativa en proceso.  Estoy hablando, por supuesto, del TLC con los Estados Unidos.

TLC con los Estados Unidos.  Insisto con los Estados Unidos, porque los defensores de la suspensión de la erradicación de la droga han estado repitiendo que ese país es el principal consumidor de nuestra droga y que en vez de que nosotros nos peleemos con nuestros campesinos, ellos deberían hacer algo al respecto en su mercado.

Casualmente, una de las ideas fuerza que nos permitió empujar la iniciativa del TLC en los Estados Unidos para que se apruebe en su Congreso tuvo que ver con que nuestros campesinos necesitan alternativas a las cuales dedicarse que no sean el cultivo de la coca.  Si son de los que andan por ahí creyendo que el TLC era algo seguro y que los Estados Unidos nos almorzaron con todo este asunto, repasen periódicos norteamericanos de esa época y lean acerca de toda la oposición que tenía, empezando por laboristas y por ambientalistas.

En todo caso, entre los beneficios que traía el TLC para el Perú estaba que nosotros nos comprometíamos un montón de cosas a cambio de mantener las preferencias arancelarias.  Una de éstas tenía que ver precisamente con la lucha contra el narcotráfico.  Por eso cuando Soberón se salió con eso de que se acababa la erradicación, la embajada de los Estados Unidos en el Perú saltó a la prensa a sugerir que se explicara mejor.

TLC con la Unión Europea. ¿Se acuerdan cómo nosotros queríamos sacar adelante un tratado de libre comercio con la UE y Bolivia se oponía? Eso es, cuando lo estábamos negociando a través de la Comunidad Andina.  Cuando ésta se negoció país por país, Perú y Colombia le pusieron turbo y Bolivia y Ecuador se quedaron rezagados.

El caso es que el TLC con la UE es mucho más que un acuerdo de libre comercio.  De hecho, el componente comercial es apenas uno de los pilares que se piensa trabajar.  Partamos de que las autoridades de la UE tienen clarísimo que esto de la lucha contra el narcotráfico conlleva una responsabilidad compartida.  Claro que, como verán en ese enlace, los pobres ingenuos de la UE tenían esta rara e inexplicable idea de que el Modelo San Martín era exitoso y que valía la pena replicarlo en otras partes de la selva, algo que Soberón nos ha explicado que sería mentira.  Dice.

Como podrán ver ahí, la propuesta de la UE buscaba sustituir el cultivo de la coca por productos como café, cacao y otros productos a ser exportados.  Que estos productos tengan llegada prioritaria a mercados como el europeo cuesta.  Les cuesta a ellos, nuevamente, porque dejan de recibir dinero por el pago de los aranceles y porque los europeos dejan de consumir otros productos europeos.  Esa gracia ellos nos la dan, entre otras razones, precisamente para que los agricultores peruanos tengan alternativas a la coca.  Así que andar por ahí diciendo que nosotros no erradicaremos, para que ellos hagan algo, es un poco falaz.

Colaboración internacional.  Si están atentos a las declaraciones de Soberón y de sus defensores, notarán que repiten que la ayuda que recibimos por colaboración internacional se ha reducido y que eso nos dicta un nuevo contexto en el que tenemos que hacer las cosas de otra manera.  Esto ya venía de años antes, cuando al primer mundo no le iba tan bien y comenzaba a recortar la ayuda que nos mandaba.  En esta noticia, por ejemplo, podrán ver cómo el amigo Alan se quejaba de que Estados Unidos mandara poca ayuda al Perú para la lucha contra el narcotráfico.

Por otro lado, la ayuda de los Estados Unidos durante un buen tiempo estuvo enfocada a Colombia -un país que, a diferencia de nosotros, preguntaba cuán alto cuando se le decía que salte-.  Pero además, como lo resalta Antezana en ese artículo, buena parte del problema era que el gobierno aprista no tenía un plan integral de lucha contra el narcotráfico.  Algo que otros analistas comparten.

Ahora, el dinero que llega del exterior por colaboración internacional es chévere y debemos agradecerlo, pero no deberíamos depender de él.  O sea, si nos lo cortan no deberíamos usar eso como excusa para ya no hacer nada, porque es un problema que nos acarrea muchos costos.

Estándares de lavado de activos.  Uno de los rollos del nacrotráfico es que genera dinero que luego no se puede sustentar.  Por eso parte de la organización criminal detrás de la actividad tiene que dedicarse a justificar la existencia de ese dinero.  Y en muchas oportunidades a los narcos los agarras por ese lado.  Como cuando a Capone lo capturaron por evasión de impuestos.

En los últimos años se ha estado avanzando un montón en la definición de los estándares necesarios para poder identificar más rápidamente dinero que está siendo lavado.  Esta vaina es complicada, porque la información que se usa para identificar casos sospechosos, para luego investigarlos mejor, es generada en las entidades financieras, las cuales se supone tienen que proteger la confidencialidad del cliente.  Así que no es un paseo por el parque.

Aún así, hay novedades normativas en este asunto.  Según varios analistas, estos van a cambiar la escena completamente en los próximos años.  Y nuevamente, esto viene con un costo para las entidades financieras y para los reguladores.  Además de que no se trata de un esfuerzo solamente en el Perú, sino en todo el mundo.  Así que andar por ahí diciendo que el narcotráfico se debería luchar más cerca al dinero es una estrategia comunicacional un poco pobre, porque ya se está haciendo mucho.  Y si bien aún no son esfuerzos muy conocidos, no es muy difícil difundirlos.


Escrito por

mildemonios

Economista con postgrado en periodismo.


Publicado en

Economía de los mil demonios

No respondas a la pregunta que te hacen, sino a la que deseas que te hayan preguntado