Lecciones aplicadas de economía (1): Riesgo moral en los scouts del Perú
Una de las ilustraciones del libro The Hidden People.
Adecuado para este post. Verán por qué.
http://lightnighttrains.blogspot.com
En economía hay un término bastante importante y que se conoce poco. Se trata del riesgo moral, conocido en inglés como moral hazard. Aquellos que hayan visto la película Wall Street 2 seguramente estarán familiarizados con él (ahí se le menciona hasta por gusto). El riesgo moral hace referencia a un fenómeno que puede explicar muchas de las razones por las cuales las cosas a veces no funcionan.
Se refiere a esa situación en la cual una persona toma una decisión sin estar atado a las consecuencias de la decisión. Digamos, por ejemplo, el gerente de un banco. Si toma buenas decisiones y el banco sale adelante, el pata se queda y ve su prestigio crecer. Pero si echa todo a perder y el banco quiebra y arruina la vida de miles de personas... Lo máximo que le puede pasar es que se quede sin trabajo y que pierda los ahorros que él mismo tenía en el banco. Y si trabajas en Estados Unidos después de la crisis, normalón, porque después vas a parar al directorio de alguna otra empresa. ¿Ven el problema? Si tomas las decisiones correctas, sales ganando. Si tomas las decisiones equivocadas, los platos rotos los paga alguien más (o los pagamos entre todos, cuando tú solito deberías pagarlos). Eso lleva a que la persona que está tomando las decisiones tienda a ser irresponsable y no analice correctamente la situación.
Para regulación financiera eso es harto relevante, porque ahí tienes personas que están tomando decisiones con respecto al dinero de otras personas. Para diseños de políticas públicas más aún. ¿Qué pasa si un ministro echa a perder toda una industria? ¿Recibe alguna clase de castigo al nivel del mamarracho que hizo? Difícilmente.
Si quieren ver el riesgo moral aplicado y demostrando que si no se elimina echa a perder todo, denle un vistazo a la Asociación de Scouts del Perú hoy en día. Según las cifras oficiales, en 1960 en el Perú había 1,107 inscritos en esa organización. En apenas diez años, esa cifra se incrementó a 8,200, casi el óctuple. O sea, algo bien estaban haciendo. Diez años después de eso, la cifra llegaba a 17,900, más del doble. O sea, quien sea que estuviese a cargo del manejo de esa institución estaba haciendo las cosas bien.
Lamentablemente durante los años 90 hubo una especie de díaspora y se expulsó hostilmente a los que estaban a cargo de la institución. La nueva administración, que está ahí metida hasta ahora, la última vez que reveló cuántos inscritos había fue el año pasado. El número había bajao a 4,000, cifra que además es cuestionable, porque toma en cuenta grupos que no han terminado el proceso de inscripción. Pero en fin, tomemos esa cifra como cierta. Mostraría que no solamente fueron incompetentes para continuar la buena labor que se estaba haciendo. Además echaron las cosas a perder.
Que ingrese el riesgo moral. Una de las razones es que el sistema de gobierno de la Asociación de Scouts del Perú se ha alterado y ahora todo funciona sobre la base de argollas. Si eres parte de la argolla, se aplican reglas flojas y convenientes para ti. Si no lo eres, te caen encima con todo el peso de un reglamento excesivamente estricto y rígido. Y como lo importante no es la capacidad para el cargo, sino el nivel de lealtad a las autoridades, el que echa a perder las cosas no es sancionado en lo más mínimo. Es más, ni siquiera hay registro de quiénes toman las decisiones. Se introduce así el riesgo moral. Hay personas ahí que están tomando decisiones y que no responden por sus actos. Los costos de su incompetencia terminan siendo pagados por los demás.
Tomemos como ejemplo el cambio en el uniforme. Como parte de esa reforma se cambió el color del uniforme. Y entre las opciones, se decidió un celeste brillante que es una pésima opción para marketear el movimiento scout o para definirlos como una mancha de jóvenes que tiene aventuras, que era el principal gancho para llamar la atención de ese mercado objetivo. De hecho, la única explicación para que se haya escogido ese color, por encima del beige Indiana Jones que se escogió en Bolivia o el verde naturalista que se escogió en Venezuela, fue que era un bonito. O sea, una mala decisión mal fundamentada que no cuadra con los objetivos de la organización. ¿Quién tomó esa mala decisión? No se sabe. Y lo más probable es que aún esté ahí metido tomando otras decisiones.
Pero en fin, estos son detalles menores si se consideran los problemas de la reforma en el método pedagógico que se han impuesto. Como parte de los cambios que se pusieron para dejar en claro que todo se haría distinto con la nueva administración, se aceleró una reforma que se estaba aplicando a nivel mundial en la organización scout. Al nuevo método se le llama Macpro (abreviación de Método de Actualización Permanente del Programa de Jóvenes... No, yo tampoco lo entiendo) y fue promovido bien agresivamente, pero sin explicar bien los fundamentos del cambio. Una de las diferencias, por ejemplo, era que la insignia -que antes te la tenías que ganar haciendo una serie de pruebas, como seguramente has visto en series como Los Simpsons o Mighty Bee- ya no se ponía luego de pasar pruebas, sino cuando el chico decidía que estaba listo para pasar la prueba, sin necesidad de efectivamente pasarla luego. La idea era que así se fomentaba la responsabilidad de los scouts para decidir ellos solos cuándo ya se pueden identificar que saben cocinar o que saben armar una carpa. Eso en la práctica simplemente no funcionó. ¿Quiénes fueron los que promovieron estos cambios? ¿Están aún tomando decisiones pedagógicas como si supieran? Lamentablemente sí. Y cuando hablan del Macpro, hablan de una versión mucho más flexible que se aplica hoy en día, no la que agresivamente quisieron promover hace aproximadamente una década.
De hecho, otro problema es que después de dos décadas, ya la gente se olvida de quiénes son los culpables de este desastre. Algunos siguen en puestos altos, pero otros se retiraron y vuelven después de unos años a criticar la situación actual, de la cual ellos comparten responsabilidad.
Esto combinado con el hecho de que se sanciona a los que critican arroja los pésimos y nada sorprendentes resultados que exponía al comienzo. En la Asociación de Scouts del Perú no solamente no se escucha a los que preocupados tratan de explicar que se están haciendo las cosas mal, sino que además se les castiga -como decía arriba- aplicándole todo el peso de un reglamento diseñado para ello. Lo cual no sería un problema si no fuese gente que usualmente no tiene idea de lo que está haciendo, claramente no preparada para el cargo que ejercen ahí dentro.