Acerca de la promoción del cine (16): Qué es una película peruana
El día de ayer publiqué un textito en otro lado acerca del error de planteamiento en el proyecto presentado por el Ministerio de Cultura para una nueva ley de promoción de cine. Como lo decía ahí, el problema parte de que el Mincul haya convocado a una mesa de trabajo solamente a una parte de los involucrados en el circuito que necesitas desarrollar para que realmente promocionemos la industria del cine en el país. Para que la propuesta sea más seria y sólida, ha debido convocar además a los exhibidores y los distribuidores. Y a las empresas que dan servicio de cable en el Perú, dado que, como explico en ese artículo, ahora resulta que son stakeholders del cine peruano.
¿Cómo? ¿Que lo que queremos es promocionar la cultura y no la industria? Totalmente de acuerdo, pero eso anda y discuteselo al viceministro de patrimonio cultural e industrias culturales, Rafael Varón, que dijo que "este proyecto ... busca crear una industria a través del fomento, la promoción, la formación, el registro cinematográfico".
Pero antes de continuar brindaré la aclaración a la que le voy a tener que poner nombre propio, porque a pesar de que la pongo cada vez que escribo al respecto y que la repito en el texto, siempre hay un descomputado que en los comentarios me habla como si yo plantease precisamente lo contrario: ¡Aquí no se trata de que el Estado no promocione el cine! Yo creo firmemente que sí debe hacerlo. Pero debe hacerlo bien.
El Estado ha estado promocionando el cine en el Perú por décadas. Y lo ha hecho tan, pero tan mal, que en el Facebook un comentarista me mencionaba que sería bueno que el Estado comience a hacerlo. ¿Se dan cuenta de lo incompetente del planteamiento que ha estado funcionando hasta ahora, que el público en general ni está enterado de que se hace?
Así que aquí va de nuevo: No se trata de que el Estado no promocione el cine. Sí debería hacerlo. Pero tiene que hacerlo bien. Lo que ha estado haciendo hasta ahora no ha rendido, pues. Por más premios que hayan ganado un par de proyectos, esto se evidencia en el hecho de que no se ha construido una industria nacional de cine y que los peruanos vamos cada vez menos a ver películas peruanas.
¿Cómo? ¿Que hay un "oligopolio evidente" que bla, bla, bla? Ok, si se trata de eso -¡sighs...!-, la cosa es mucho más simple aún y no necesitamos ley alguna. Para eso tenemos a Indecopi. Cuando haya un caso de abuso de posición de dominio o de imposiciones y de todo eso que mencionan en los comentarios y que levantó la anterior ministra de cultura, van a Indecopi (que es, insisto, una organización pública con mucha más credibilidad que el Congreso y que para colmo en el nuevo gobierno tiene un sesgo más orientado a la defensa del consumidor) y ellos se encargan. Listo. Qué fácil.
Pero la realidad es mucho más complicada que teorías de conspiración e inyecciones de dinero sin condicionamiento. La realidad es que una política pública de promoción cultural es muy difícil de diseñar.
Comencemos a comentar los detalles de este proyecto, a ver cuánto me dura el interés. Pero antes, recuerden: No se trata de no promocionar el cine peruano. Sí hay que promocionarlo. Y aquí otra aclaración: No se trata de que todo el cine sea comercial. Tiene que haber un equilibrio entre el cine comercial y el cine de autor.
Entonces, comentemos el primer gran detalle en el que este proyecto tropieza: La definición de qué es lo que se va a beneficiar.
Como este proyecto ha sido redactado por generadores de cine nacional, es obvio que apunta a que lluevan beneficios a los generadores de cine nacional. Para eso se inventan dos impuestos nuevos (que generan subsidios cruzados, lo que a su vez en política pública no se recomienda porque introduce distorsiones, pero hey, eso qué importa). En todo caso, de eso hablemos otro día.
Entonces, aquí el juego se llama "Beneficiemos a las películas nacionales en desmedro de las películas extranjeras". Pero antes de tirar los dados, definamos qué es una película nacional. No, no es tan fácil. Sobre todo si consideramos que hay millones de dólares en juego en promociones que se van a otorgar y que hay gente que ha vivido de eso por años.
Chequeen los parámetros que se tienen que comenzar a definir, según la propuesta de ley.
d) En el caso de los roles protagónicos y co-protágonicos, el cincuenta (50) por ciento como mínimo serán interpretados por artistas nacionales. Se exceptúa este porcentaje, cuando el guión considere un solo protagonista o un solo co-protagonista;
¿Suena razonable? ¿Con esto ya está listo el pollo? Ni crean, porque habría que definir qué es "rol protagónico" y qué es "rol co-protagónico". Pero ojo que, por ejemplo, La fiesta del chivo, que fue basada en una novela peruana, escrita por el más peruano de los autores, dirigida por un peruano y con un guión de dos peruanos y un extranjero, no habría podido ser considerada peruana por el pecado, el delito, la infracción, la insolencia de haber conseguido ni más ni menos que a Isabella Rossellini para su papel protagónico. Ya hubieran querido varios de los autores de esta ley tener los contactos y los recursos de Lucho Llosa para poder conseguir a semejante actriz para que protagonice su película. En este caso, puff, lo siento, es motivo de perder la etiqueta de película nacional, con la subsecuente pérdida de la lluvia de beneficios.
Ni qué decir de la siguiente restricción.
c) Que los Jefes de Área sean peruanos. Excepcionalmente, se podrá contar con un extranjero en una de estas jefaturas;
Sucede exactamente lo mismo. Qué pasa si tienes la suerte de poder conseguir un director de fotografía argentino que te apoye en el aspecto técnico de la grabación de tu película. No, lo siento, eso quiere decir que ya no puedes editar el sonido en Miami, porque pierdes la lluvia de beneficios. O sea, para los nacionales genial, porque así generas un mercado cautivo. Y quizás eso en los ochentas funcionase, pero hoy en día ya sabemos que eso no lleva a la creación de una industria. Chequea por qué.
Es el mismo fenómeno que sucede cuando los algodoneros logran que se prohíba la importación de fibra de algodón del extranjero. Con una medida proteccionista de este tipo se aseguran que los textileros peruanos estén obligados a comprar su producto, el cual entonces no tienen ningún incentivo para hacer de calidad. Total, igual los otros están obligados a comprarles. Este fenómeno que los empresarios de Gamarra bien conocen tiende a tener consecuencias negativas en la inversión del sector. Y no es ninguna sorpresa, eso es libro de texto leído por cualquier estudiante de economía de tercer año. Y ejemplos abundan. Pero supongo que la realidad es algo opcional cuando se trata de redactar un texto que te beneficie a ti y que será discutido por otro que también será beneficiado.
Mientras hacen su lista mental de adjetivos con los cuales calificar esta crítica, consideren la siguiente restricción.
e) En su realización se ocupe un mínimo de ochenta por ciento (80%) de técnicos peruanos y un mínimo de ochenta por ciento (80%) de actores peruanos. El total de las remuneraciones de los técnicos y artistas nacionales no será inferior al sesenta por ciento (60%) de la planilla general de técnicos y artistas;
Digo, ¿no sería mejor que se apunte a una ley de promoción de cine que promueva el cine? ¿Que disponga sus recursos a capacitación, promoción de inversión (de verdad), etc.? En vez de obligarnos a usar personal peruano, ¿no sería mejor invertir en que el personal peruano sea el mejor, de tal manera que querramos usar personal peruano? No, para qué si pueden obligar. Con una ley. Para eso es que nunca salimos de los setentas y nunca aprendimos lección alguna.
( Dibujito de arriba: http://mctempletons.blogspot.com/)