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Y nadie nos quitará lo pirateado (17): Sí, ya sabemos que liberarlo todo *puede* beneficarte

Publicado: 2013-02-07

Hacía tiempo que no hablaba de la piratería, básicamente porque cada vez que lo hago me caen cual perros rabiosos los bullies de siempre.  Y es que la discusión con respecto a este asunto en el Perú creo que hace rato quedó en un punto muerto.  Por un lado hay gente que necesita un mínimo de respeto por los derechos de propiedad intelectual para seguir operando (algo que en el Perú lamentablemente no hay) y por el otro los que ya se acostumbraron a no pagar el precio de lo que cuesta un producto (y no están dispuestos a aceptar que algo hay que pagar por él).

Sí, sí, ya sé que las disqueras malvadas que cobran demasiado y que las distribuidoras malignas que no traen esa película que quieres ver en el preciso microsegundo en el que la quieres ver.  Pero por el otro lado en el Perú ya sucedió lo que había que evitar que suceda, pero que a nadie le preocupó evitarlo: Una buena porción de la población ya se acostumbró a su círculo habitual de distribución pirata de material y no está dispuesta a negociarlo.  No importa el argumento o que trabaje en la misma UIP... seguirá comprando sus películas piratas en la misma fila de siempre en Polvos Azules.

Esto representa un gran problema por dos razones.  O por más, en realidad, pero en este post hablaré solamente de dos.

Primero, el Perú se ha comprometido como país a respetar los derechos de propiedad intelectual básicos a nivel internacional.  Desde el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos hasta nuestra inclusión a la Organización Mundial del Comercio, pasando por el recientemente firmado acuerdo con la Unión Europea.  Ese mundo en el que ibas a un puesto y comprabas diez películas por cinco soles necesariamente va a entrar en conflicto con los compromisos que hemos asumido por querer integrarnos comercialmente con el mundo civilizado (en donde la gente recibe una compensación justa por su trabajo... cualquiera que éste sea: moviendo cajas en Plaza Vea o componiendo canciones para el soundtrack de una película).

Sí, sí, ya sé que la legislación actual está caduca y que hay que cambiarla para incorarla a un universo en el que la copia vale cero.  Pero hay que hacerlo, pues.  Y no sé cuáles serán los detalles del resultado de esa nueva legislación, pero necesariamente será una en la que paguemos por los juegos de computadora que nos bajemos para relajarnos los sábados en la tarde.

Así con todo, en el mundo este rollo no está resuelto aún.  No es como en otros temas, en los cuales ya se sabe lo que hay que hacer, pero nadie lo hace por el costo político.  Aún así, lo que salga de todo esto será un mundo en el que -insisto- pagues *algo* por ese juego de PC que te bajas hoy en día de un torrent.

Segundo, todos hemos oído los argumentos de los que convenientemente promocionan el mundo en el que nadie pague nada por nada, porque eso le conviene a todos, por si no te has dado cuenta.  El problema es que después de varios años de ese modelo, el resultado no es el que se esperaba (por ellos, por lo menos).  Sí, por supuesto que hay casos de unos cuantos artistas que se hicieron super famosos aprovechándose de la onda de compartir el material gratis y que ahora son ricos, pero a nivel agregado no queda claro cuál es el efecto.

En un artículo de The Guardian (que no es precisamente un medio que defienda a grandes corporaciones) se comenta cómo esta nota del libre tráfico de material cultural ayuda un montón a afianzar las marcas de algunos artistas ya consagrados, pero que es realmente problemático para establecer nuevos artistas.  Esto se puede observar en el mundo editorial.  Incluso los escritores que optan por safarse del modelo editorial clásico y publican por su cuenta en digital demandan un pago (aunque sea mínimo) por sus novelas y cuentos.  O si no, se valen de los nuevos modelos de distribución tipo iTunes, en el que pagas por específicamente lo que quieres consumir.  Pero pagas.  Algo, lo que sea.  No te lo bajas gratis.

Si ya sé que lo que voy a poder lucrar después es muchísimo menos de lo que podía lucrar antes por mi novela, el efecto es uno de dos: Ya no lo intento (porque después de todo, de algo tengo que vivir) o ya no me esfuerzo (y saco algo meramente comercial que sé que dé plata con los estándares actuales... ejemplo, Harry Potter).

Entonces, deberíamos estar teniendo esa discusión urgentemente.  Y si bien en un par de textos he celebrado que por fin el Ministerio de Cultura tenga su política mejor definida con respecto a la promoción de una industria cultural en el Perú, es una pena que hayan decidido no comprarse este pleito.  Como que es su responsabilidad, por más impopular que sea.  No podemos hablar de una promoción de industria de la cultura seriamente si no se aborda este tema.

(Dibujito de arriba: http://adamtemple.blogspot.com)


Escrito por

mildemonios

Economista con postgrado en periodismo.


Publicado en

Economía de los mil demonios

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