Empresas estatales otra vez (5): Volaremos con tu plata
Hubo un tiempo en el que el ser humano creía que por verbalizar algo, esto se volvía realidad. De ahí viene la tradición de golpear madera cuando uno dice algo que no quiere que se concretice. Aparentemente algunos de nuestras autoridades se quedaron en ese estado de la evolución de la sociedad. Hablaron de medidas que se aplicarían a Petroperú para hacer de esa empresa pública una entidad más eficiente y moderna y confiable, pero hasta ahora nada. No obstante, operan como si esos cambios ya se hubiesen hecho y se lanzan a tomar decisiones que una empresa eficiente y moderna y confiable jamás habría tomado.
¿Se acuerdan de esa pésima, pésima decisión anunciada de un acuerdo entre Petroperú y PDVSA? En esta entrevista en la Hora N el amigo Alfonso García Miró de Confiep explica ya no solamente las razones por las cuales esto es algo que nos va a perjudicar en el futuro, sino además por qué esto es algo que una empresa de verdad jamás habría hecho.
Brevemente, menciono algunos puntos relevantes de esta entrevista. Primero, que el mandamás de Petroperú puede tener las mejores de las intenciones, pero no ha pasado por un proceso de selección que asegure que maneje los criterios empresariales y económicos suficientes como para reconocer que la está regando. Ni él, ni los demás miembros del directorio. Estos han sido nombramientos políticos y ahí tienen las consecuencias. Y el haber buscado a PDVSA es clara evidencia de precisamente esto. Segundo, que si la alianza entre Petroperú y PDVSA es tan gloriosa e incuestionable, ¿por qué no pasó por un proceso de licitación pública? ¿Se dan cuenta que de esta manera Petroperú se lleva lo peor de ambos mundos: no tiene un manejo eficiente empresarial, pero tampoco tiene los controles propios de una entidad pública? Conclusión: Desastre asegurado. Tercero, Petroperú en todo este menjunje va a usar dinero nuestro que bien podría usar para muchas otras cosas. Pero en fin, ya se firmó el acuerdo y a ver lo que pasa después.
Como de costumbre, los platos rotos no los va a pagar el que tomó la pésima, pésima decisión, sino todos los peruanos. A este fenómeno se le llama "riesgo moral" y no, no estoy sugiriendo que nadie sea inmoral. Así se llama. Se refiere a cuando una persona toma una decisión de manera relativamente irresponsable, porque él o ella no es la que pagará las consecuencias. De hecho, ésta es una de las razones por las cuales tener empresas públicas no siempre sale a cuenta.
¿Quieren otro ejemplo? La maravillosa ideota de poner una aerolínea de bandera. En los primeros párrafos de este artículo de América Economía se expone por qué ésta es una idea que no tiene ningún sustento técnico ni económico y que claramente es una decisión política (como si eso en el pasado nos hubiese dado buenos resultados). Les menciono algunas: Primero, en las últimas décadas ya lo intentamos dos veces (con TANS y con Aeroperú) y en ambas fracasamos. En ambos casos con enormes pérdidas. Segundo, la industria aerocomercial en el mundo está pasando un momento terrible, lo que hace de ésta una decisión altamente riesgosa. Solamente en la última década han quebrado 200 aerolíneas. ¿Qué les hace creer a los promotores de este proyecto que entienden mejor el mercado aerocomercial? Tercero, el precio del petróleo no juega a tu favor, lo que afecta negativamente tu estructura de costos. Esto ha hecho que grandes aerolíneas busquen fusiones para sobrevivir: Air France con KLM, Continental con United, etc. Cuarto, las aerolíneas de bandera que se suelen citar (Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Argentina... ninguno un brillante ejemplo de equilibrio macroeconómico, aunque digan lo contrario) se mantienen a costos elevados para el país. Aerolíneas Argentinas, por ejemplo, ha anunciado que necesitará subsidios por US$387 millones.
En junio del año pasado este tema preocupó bastante, por la insistencia con la que se esgrimía una supuesta necesidad de una aerolínea estatal. Incluso se presentó un proyecto de ley al Congreso para crearla. En este artículo de El Comercio comentan el proyecto y brindan anecdóticos detalles, como que el capital privado convocado podría ser extranjero, siempre y cuando no fuese de un país que tuviese "diferendos limítrofes con el Perú". ¿Cuántos de esos tenemos? Caray, me faltan los dedos de las manos para hacer el conteo.
Por cierto, según Yohny Lescano, para crear la aerolínea en cuestión se necesita que se separe la pequeñísima cifra de US$300 millones. Curiosamente casi tanto como los subsidios que pide Aerolíneas Argentinas. Para que se hagan una idea, para el año 2012 todo el presupuesto del Programa Juntos es de S/.625 millones. O sea, menos de lo que piden para su aventura aérea estatal. ¿No sería mejor expandir al doble un programa social que está rindiendo buenos resultados que arrojarlo por la ventana con la excusa de algo que ya sabemos que no va a funcionar?
Pero nada de esto importa, por supuesto. Porque la creación de esta aerolínea no es una decisión técnica y no se sostiene ante la evidencia y la crítica. Es una decisión política, sobre la base de un sentimiento chauvinista de que el Perú tiene que tener una aerolínea de bandera por ideales que ya hace tiempo que son caducos. En vez de gastar nuestro dinero ineficientemente en algo que tranquilamente lo puede hacer la empresa privada -y de hecho, es su función-, el Estado debería estar usando nuestro dinero en temas más urgentes: programas sociales, reforma educativa, etc.
(Dibujito de arriba: http://randomglance.blogspot.com)