La inseguridad, jaja (9): Nuevo ministro, borrón y cuenta nueva
Así que me desconecto por una semana y zas, tres ministros nuevos. ¡Una semana! Una prueba más de que el ex ministro de agricultura Carlos Amat y León tenía razón cuando decía que en el Perú uno se podrá morir de hambre, pero de aburrimiento jamás.
Entonces tenemos nuevo ministro de defensa, del interior y de producción. Enfoquémonos en el del interior por un momento. Y es que este causa (sí, sí, ya todos sabemos quién es y en qué es especialista y en qué no lo es... la blogósfera peruana ha estado en overdrive dándole al señor en cuestión) la va a tener difícil. El cargo de ministro del interior es clave en la estructura del actual gobierno, tomando en cuenta las promesas que se hicieron durante la campaña y los temas que a la población le preocupaban entonces y -oh, sorpresa para los que viven alucinando de que en politica el pasado no importa- preocupan aún más hoy en día.
Estamos hablando, por supuesto, de la inseguridad ciudadana. Comencemos remontándonos a hace un tiempo, cuando la prensa -como cada cierto tiempo- le entró a difundir como demente que las ciudades del país estaban siendo tomadas por hordas de delincuentes. Porque, claro, nada vende periódicos como ese particular temor. El caso es que hasta hace un par de años, por lo menos, la delincuencia no había avanzado en lo más mínimo. En posts como éste o este otro colgué información que respaldaban esta afirmación.
Ojo, no estoy diciendo que no hubiese delincuencia. Sí la había y sí la sigue habiendo. Ése no era el punto. El punto era que el problema seguía igual, pero se nos quería vender la impresión de que todo había empeorado catastróficamente. Por otro lado, tampoco estoy diciendo que desde que se escribieron esos posts a ahora la cosa haya seguido igual. De hecho, es una lástima que la página web de la Policía con la data que usé para hacer esos gráficos no se ha actualizado. Básicamente porque hoy en día tenemos varios problemas específicos que han escalado y que requieren de una policía moderna y distinta a la que solíamos tener. Cualquiera que lo dude que se dé un viajecito a Trujillo y que tome un taxi cualquiera y que le pregunte al conductor cinco minutos de las historias de horror de lo que está pasando allá. Ni qué decir del drama de las cárceles, que el INPE hace años que viene insistiendo a gritos que ya colapsaron hace rato. O el tráfico endemoniado que tenemos en las principales ciudades del país y que en parte es culpa de la policía también.
Esto refuerza más aún la necesidad de una reforma en la policía, algo que como siempre nos demuestran constantemente nuestros políticos nunca va a pasar. Por ejemplo, al gobierno actual, que entró con toda la onda de hacerle frente a la delincuencia en serio le duraron poco las ganas de hacer una reforma profunda en la policía. Siempre es la misma historia. Nuestra policía prefiere masticar vidrio molido antes que aceptar los cambios institucionales que requiere para modernizarse. Lo único que saben hacer es pedir más plata, demandar aumento de sueldos y salirse cada cierto tiempo con propuestas realmente ridículas, por no decir estúpidos parches. ¿Alguien ya olvidó la propusta de los policías voladores de hace unos años?
Mientras tanto, la percepción de inseguridad empeora también. En Lima, por ejemplo, es una de las principales preocupaciones de los ciudadanos. Pero esto es algo que lo podemos extrapolar no solamente en el Perú, sino también a Latinoamérica.
Por último, no solamente la policía tiene que saber luchar contra estas nuevas amenazas, sino también aprender a comunicarlas. Recuerdo que en el Reino Unido unos amigos periodistas se burlaban de que Scotland Yard gastara tanto dinero en relaciones públicas. Pero es que es parte de su trabajo. No solamente tiene que eliminar las amenazas, sino también dejarle en claro a la población de que ya no están. Lo contrario sería malintencionado.
(Dibujito de arriba: http://turleysketch.blogspot.com/)